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Últimamente se ha discutido mucho acerca de la reindustrialización de Catalunya. Por supuesto, el desafío es mantener los puestos de trabajo dentro de la región, intentando a la vez sostener un ritmo de producción que sea competitivo. El destino de las plantas de Nissan, por ejemplo, ha despertado unas cuantas polémicas. Hoy por hoy, da la sensación de que es inevitable que las fábricas encuentren un nuevo dueño. Sin embargo, la pregunta permanece: ¿cómo será la industrialización del siglo XXI?

La cuarta revolución industrial

Los grandes analistas ya están hablando de una “cuarta revolución industrial”, también conocida como “industrialización 4.0”. La idea detrás de esta se basa ya no en la automatización, sino en la inteligencia artificial, asociada a la llamada “internet de las cosas”. Esta revolución tecnológica e industrial, por lo tanto, imagina fábricas inteligentes, donde las máquinas estén conectadas entre sí y con el mundo exterior, y tengan la capacidad de procesar grandes cantidades de información. Esto permitiría que sean flexibles en los ritmos de producción y que puedan tomar decisiones independientes en términos de asignación de recursos. El resultado sería una especie de producción on demand, con muy bajo desperdicio, optimización en los traslados y casi nulo stock.

Por supuesto, apenas estamos viendo la punta del iceberg. Se proyecta que la cuarta revolución industrial explotará en los próximos años; pero eso no significa que tengamos que quedarnos cruzados de brazos. Desde el Estado, es posible fomentar este tipo de industrias. Planes de este estilo están surgiendo en varias naciones de España y América Latina. A su vez, para quienes estén dispuestos a invertir, este es un campo fructífero, donde es posible obtener una ganancia solo reconociendo algunas condiciones favorables.

Efectos financieros

La industrialización 4.0 está en su etapa germinal. Eso significa que, durante los próximos años, los grandes actores industriales harán fuertes apuestas en este sentido. Un inversor astuto puede estar atento a estos movimientos, que afectan, por ejemplo, los pares de divisas. Aunque las variaciones sean pequeñas, estas pueden ser aprovechadas utilizando un CFD, (contrato por diferencia) una forma de trading que requiere baja inversión ya que no se poseen los activos subyacentes y que debido a su apalancamiento, tiene mayores márgenes de ganancias.

Causas y consecuencias

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Esta revolución tecnológica promete cambiar las reglas de juego en el mercado industrial. Por un lado, disminuiría aún más la demanda de trabajo fabril no calificado; por el otro, aumentaría la demanda de habilidades y competencias relacionadas con la tecnología, especialmente el análisis de datos y la inteligencia artificial. Educar a la población en estas áreas es una buena forma de aprovechar esta oportunidad antes de que sea demasiado tarde.

De hecho, construir un contexto favorable para este tipo de fábricas —ofreciendo una población capacitada, buen acceso a servicios de calidad, e infraestructura logística de primer nivel— puede ser una buena forma de reindustrializar ciertas regiones. Catalunya, por ejemplo, puede convertirse en un paraíso 4.0 en poco tiempo. De esta forma, se estaría anticipando al cambio, que es muchas veces la mejor forma de crecer.

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