ESNOTICIA
El legado de un sueño
Este año se cumple el 25 aniversario de los Juegos de Barcelona que transformaron La Seu, subsede de las pruebas de piragüismo || La ciudad es un referente gracias a la construcción del Parc del Segre
Los Juegos del 92 abrieron Barcelona al mundo, algo que también sucedió con La Seu d’Urgell, subsede de las pruebas de piragüismo. Desde entonces, la capital urgelense ha sufrido una gran transformación, motivada por la construcción del Parc del Segre, una instalación referente, autosuficiente y clave en el éxito del eslalon español.
La proyección mundial de La Seu d’Urgell se debe fundamentalmente al Parc Olímpic del Segre, ahora bautizado con el nombre de Rafting Parc, una instalación pionera en su momento, copiada en muchos otros Juegos Olímpicos posteriores a los de la Ciudad Condal y que ha dinamizado la oferta de la ciudad, ahora mucho más volcada hacia el turismo que antes. Los Juegos de Barcelona’92, que ahora celebran su vigésimo quinto aniversario, supusieron un antes y un después para La Seu, y también para el piragüismo de aguas bravas, en su modalidad de eslalon, que pasó de la nada a tener ahora un equipo de referencia mundial con campeones de Europa, del mundo y hasta olímpicos, como el caso de la vasca afincada en La Seu Maialen Chourraut, que en la pasada cita de Río de Janeiro se colgó un oro fraguado en el Parc del Segre.
Los comités organizadores de todos los Juegos Olímpicos posteriores a Barcelona’92 han tomado la instalación urgelense como referencia para construir sus canales de aguas bravas, ya que fue en su momento toda una innovación a nivel mundial. Ramon Ganyet, su diseñador y que desde la cita olímpica ha sido el director de todas las competiciones internacionales que ha acogido, reconoce que su construcción cambió la concepción del eslalon a nivel mundial. “En su momento fue una instalación innovadora, y aún lo es, porque lo que hicimos entonces hoy en día sigue vigente en otros muchos canales, y lo seguirá siendo”, apunta.
A nivel estructural, el Parc del Segre fue pionero a la hora de gestionar el caudal del agua mediante la construcción de una minicentral eléctrica. “Sabíamos que en el mes de agosto, cuando iban a disputarse los Juegos, no tendríamos suficiente caudal para hacer la competición. Así que la solución era construir una minicentral que nos garantizase el agua por bombeo, con un circuito cerrado que, además, nos permitiera generar electricidad para abastecer a toda la instalación y conseguir así ingresos vendiendo la energía sobrante”, explica.
Otra innovación fue la construcción de un remonte, a modo de rampa mecánica, que junto a un canal plano permite a
Lleida aportó seis atletas a los Juegos de Barcelona 92, donde el deporte leridano “ganó” a otro deportista, Jesús Ángel García Bragado, que tras estos Juegos se trasladó a vivir a Lleida. Fue una aportación extraordinaria, que demostró el gran salto que había dado el deporte leridano. En todos los Juegos anteriores solo hubo cuatro leridanos. El primero fue el tirador de Lles de Cerdanya Buenaventura Bagaria, en Los Ángeles’32. Hubo que esperar a Roma’60 para tener otro representante, con el piragüista Quimet Larroya. Otro piragüista, José María Esteban Celorrio, afincado en Zaragoza, participó en Múnich’72 y Montreal’76, en los que fue plata en el K-4 1000. Fue la primera medalla olímpica de un deportista nacido en Lleida. Y en Los Ángeles’84 compitió el atleta Manuel González. Desde el 92, Lleida siempre ha vuelto a los Juegos.