Teaching and learning
President de l’IMF Institución Académica
La actual pandemia causada por el virus Covid-19 ha hecho saltar por los aires nuestra habitual forma de vivir, de trabajar, de comportarnos. También la forma de estudiar y de aprender. Ahora que empezamos a ver la luz, lo primero a considerar es la sucesión de posibles confinamientos en los próximos años. Según los expertos, es probable que el virus y la crisis que desencadena regresen en sucesivas oleadas, esperamos no con la intensidad actual, pero sí con tal impacto que vuelva a obligar a confinamientos totales o parciales de la población afectada o de poblaciones en riesgo. Por eso debemos estar preparados, y concienciados, para esas nuevas situaciones en los próximos inviernos.
En el campo de la educación, la metodología del teaching and learning establece un equilibrio entre las capacidades y las habilidades de los que enseñan, que tienen que modelar el mensaje y los contenidos para que el peso recaiga en los estudiantes. Lo hemos visto en los distintos niveles y edades y en cómo el sistema educativo se ha adaptado a ellos, desde primaria o secundaria hasta grados y posgrados, como másteres universitarios, especializados y generalistas. Hemos aprendido que 5 horas presenciales no son equivalentes a 5 horas de enseñanza online. Estudiar a distancia requiere un tipo de planificación específica, una preparación de las sesiones y un aprovechamiento de las oportunidades en las que el alumno puede hablar y preguntar más, teniendo en cuenta que el número de horas de contacto con el profesor, en principio, es menor. Estas dinámicas de aprendizaje desde casa permiten desarrollar nuevas habilidades para relacionarnos con aquellos que no están cerca de nosotros. Por eso debemos saber exprimir al máximo herramientas complementarias como LinkedIn, WhatsApp, zoom, Google Drive o Microsoft Teams, que permiten chatear en tiempo real, mantener videoconferencias y trabajar de manera ordenada y colaborativa. A los estudiantes les obliga a priorizar los conceptos esenciales que deben ser aprendidos y a establecer un calendario de trabajo que, en principio, puede dar entrada a una mayor cantidad de tiempo libre que puede ser aprovechado en actividades complementarias: idiomas, ejercicio físico u otras áreas de interés para las que, muchas veces, no disponemos de horas al día.
Quiero destacar que un buen hábito de estudio online puede favorecer modelos de educación blended, que combinan todo lo bueno de la actividad presencial con todo lo de la educación online. Unos modelos de educación que, dada la actual amenaza de pandemias futuras, será necesario potenciar //