A los que aman

SR. DIRECTOR:

Estos días he oído comentarios negativos sobre la calidad de la educación en Cataluña. Algunos dicen que algunos profesores nos están adoctrinando; otros, que ni siquiera aprendemos castellano; y otros se atreven a decir que la historia que se nos enseña está sesgada.

Nací y crecí en Lleida y en mi entorno sólo hablo castellano con uno o dos amigos. Sin embargo, el hecho de que yo pueda estar escribiendo esta carta debería ser razón suficientemente poderosa para que cualquiera pudiera entender que puedo hablar, entender e incluso escribir el castellano de una manera digna. No lo aprendemos sólo en la escuela, sino que está a nuestro alrededor: en la televisión, en el cine, en la literatura…

Hablando de literatura, debo remarcar el profundo amor que siento por Don Quijote, Sancho, el Lazarillo o El Cid, y he leído con pasión cada una de las hermosas palabras escritas por Bécquer. “Con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela…”. Aún oigo a mi profesora recitar tan maravillosos versos de Espronceda mientras los alumnos podíamos oír los cañones, sentir el viento en nuestras caras y ver como el bajel pirata El Temido se alejaba surcando los mares.

También nos han enseñado a amar la historia, no sólo la de Cataluña, sino la de España, Europa y del Mundo. Nos han enseñado a tener un pensamiento crítico hacia todo aquello que sucede. Aprendemos con rigor, con precisión histórica, con detalle, y siempre con amor hacia la diversidad. Nos enseñan a querer aquello que nos es desconocido, sin desconfiar de ello, para descubrirlo, estudiarlo y amarlo.

En nuestro instituto, señor director, alumnos y profesores hablamos y debatimos.

No somos esponjas, somos exploradores del conocimiento. Somos Elcano buscando una ruta alrededor del mundo y, como Edison, no tenemos miedo de intentarlo y volverlo a intentar hasta conseguirlo. Nadie nos dijo que sería fácil pero nos sumergimos cada día en el mar de las palabras, números e ideas.