Miradas que hielan el alma
BATXILLERAT. COL·LEGI EPISCOPAL.
2A FINALISTA 3A CATEGORIA
SR. DIRECTOR:
Miedo. Miedo a ser rechazada, a ser infravalorada. Miedo a que la sociedad me ate a unos prejuicios preestablecidos, impidiendo que pueda construir mi propio futuro tal y como yo deseo. Miedo a recibir miradas llenas de odio y asco. Pánico. Pánico de recibir un golpe por algún xenófobo. Todo esto es lo que se esconde en mi mirada, la mirada de una joven musulmana que vive en Occidente en pleno siglo XXI.
El desconocimiento de la cultura islámica es la causa del principal delito de odio en España: la islamofobia. ¿Existe algo peor que un odio común hacia toda una cultura? La islamofobia se ceba sobre todo con las mujeres musulmanas, las cuales sufren actitudes xenófobas e islamófobas que también se mezclan con discursos sexistas y misóginos, que las oprimen y las discriminan duramente. Y, con todas estas actitudes y pensamientos, se perfila una actitud totalmente paternalista y patriarcal que deja a la mujer musulmana sin capacidad de decisión ni acción.
La prohibición de toda discriminación es uno de los principios básicos del derecho internacional de los derechos humanos. Aun así, la mujer musulmana es el principal blanco de discriminación en la sociedad occidental. Y resulta sorprendente y curioso que sea precisamente en Occidente –donde se presume de sociedad muy desarrollada, de tener una mente muy abierta, de defender la diversidad cultural y la igualdad– donde tengo que vivir con este temor diariamente. Que sea musulmana no me convierte en un extraño ser al que menospreciar y del que mantenerse alejado. Tú tienes tus creencias, yo tengo las mías. Tú tienes unos sueños, yo tengo los míos. Tú eres persona, pero yo también lo soy, así que también tendría que tener las mismas oportunidades y derechos que tú.
Parece que vivimos sumergidos en una constante paradoja: lo que se dice y se defiende contrasta con lo que se hace realmente. Realidad y teoría presentan rostros antagónicos.