La pandemia apocalíptica

Sr. Director:

Cuando pensamos en el fin del mundo, imaginamos cosas terribles y monstruos impla· cables, arrasando el planeta hasta dejarlo irreconocible, la humanidad cae víctima de un mal inconmensurable que parece salido de la nada, una cruel maldición a manos del universo, consecuencia natural de una inimaginable comple· jidad que no comprendemos del todo.

Sería lógico pensar que evitaríamos pensar en ello lo máximo posible. ¿Cómo darle sentido a las pequeñas cosas del día a día si nos sabemos a merced de fuerzas invisibles que esgrimen el final de la humanidad con absoluta in· diferencia? Sin embargo, el apocalipsis ha disfrutado de una increíble popularidad a lo largo de la historia.

Esta última pandemia nos ha enseñado lo que no queríamos aprender. Ahora sabemos que el apocalipsis será por decisión propia, no será a manos de un megavillano, un caprichoso ataque de la naturaleza, o un extraterrestre contrariado; seremos nosotros armados de egoísmo y estupidez quienes terminaremos con todo. Un apocalipsis a la medida de la calidad del ser humano. Creo que no habría guerras ni pan· demias si tuviéramos lo princi· pal en esta vida: “unión fami· liar.” Como siempre, un saludo para todos, y os recuerdo que no soy un profeta, pero sí un eterno creyente de esta perso· na que no veo, pero que rea· liza milagros, si se pide con el corazón y amor.