Vacío
Hoy me he despertado como un día normal, me he aseado, me he puesto la ropa, he preparado mi mochila para ir al instituto y, por último, me he despedido de mis padres rápidamente, porque iba justo de tiempo. Pero… ¿no me han respondido? De todas formas, no me he preocupado. No pasa nada, pueden no haberme oído. Al llegar al instituto, dejo mi mochila y saludo a mis amigos, pero tampoco me han contestado. Bueno, no pasa nada, están concentrados en un juego. Ha comenzado la clase y la profesora ha planteado una cuestión, por lo que yo he levantado la mano y, otra vez, me han ignorado. Ha contestado ella misma, pero no importa, estaba en la esquina de la clase y entiendo que no me haya visto. Pero… no había nadie más levantando la mano.
Al final de la clase, recojo mis posesiones y busco a mis amigos para volver a casa. Sin embargo, no había nadie. No me habían esperado. Pero, no pasa nada, tal vez, tenían prisa. Aun así, estaba muy dolido, con un nudo en la garganta que parecía que se iba a desgarrar. Trato de olvidarme de ello, pero ese nudo no desaparecía. Aun después de todo quiero pasar tiempo con alguien, pero todos están ocupados y, un día más, tengo que estar solo, aunque nunca me he quejado porque siempre lo he estado.
Señora di rectora, siempre me ha estado ocurriendo todo esto, pero no quiero culpar a nadie. Últimamente, mucha gente se preocupa por mí, pero ya no necesito su preocupación ni su ayuda, puesto que he estado así siempre, y seguir así ya es algo completamente normal para mí. He dejado de ser invisible, ¿se ha cumplido lo que quería? O, ¿en verdad, quería esto? Señora directora, echo de menos ser invisible, podía seguir mi propio rumbo, aunque ser ignorado tampoco es algo que quisiera revivir. Sinceramente, no sé qué hacer en mi vida. Me siento vacío, pero no importa.