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La Mostra: Cine y Cultura en Catalunya, Cine y Cultura en la memoria

Director de cine y director del centro Buñuel de Calanda

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Aunque ya había oído hablar de la Muestra de Cine Latinoamericano de Cataluña, no sería hasta el 2005 cuando puede visitar este festival por primera vez. En aquella ocasión, la Mostra colaboraba con la Universidad, para exhibir, durante aquella edición, la exposición Los Olvidados Memoria del Mundo, dedicada a esa gran película de Buñuel, en la que nos enseña que el cine también sirve para denunciar una injusticia.

Conservo gratos recuerdos de aquella exposición y de su paso por el festival, del gran número de alumnos que la pudieron visitar, pero también de cineastas, directoras y directores latinoamericanos, escritores y periodistas, poniendo de relieve la importancia de esta Mostra de Cine, al convertir cada año, por esas fechas, en un importante punto de encuentro entre profesionales con estudiantes y con el público de Lleida.

He regresado en otras ocasiones para presentar mis largometrajes documentales, realizados en coproducción con México, comenzando con el dedicado a la gran actriz catalana Asunción Balaguer. El trato, la amabilidad de todos los que lo hacían posible, ha sido siempre familiar, destacando, más allá de su profesionalidad, lograr un ambiente distendido y favorable a la creación de nuevos amigos, abierto a la sinergia de proyectos.

Pero algo muy importante, me atrevería a decir que fundamental, ha sido acercar el cine de otro continente, un cine que se ha convertido en referencia internacional, con películas que, como Cronos de Guillermo del Toro, ya estuvieron en los orígenes de la Mostra, contribuyendo al acercamiento del gran cine, en especial el cine de autor, entre el público, así como entre los universitarios, a la vez que posicionaban a este festival entre los importantes.

Para todos los que creen que los idiomas deben ser fronteras, Lleida ha sabido demostrar que los idiomas, pese a sus matices y diferencias, sirven para entendernos, para acercarnos a otras realidades, para ampliar nuestras experiencias vitales, para encontrar en otras historias el eco de las nuestras. La Cultura como un derecho inalienable, más aún, porque es lo que nos hace más ricos y más diferentes, a la vez que nos evita el aislamiento, que nos permite ser junto a otros, caminando y creando juntos.

Por desgracia hay quienes no piensan así, gentes que llegan al poder y que incapaces de valorar, ni de apoyar proyectos consolidados, pareciera que lo único que está en su poder es destruirlos y fomentar la pobreza, el aislamiento, la incultura. Qué tristeza me producen esos políticos que medran en toda Europa, políticos fomentando la ignorancia y cuyo único interés radica en perpetuarse en el poder, degradando el término ideología a la altura de lo mezquino y actuando con el rancio sabor del cacique pueblerino.

¿Quién puede tener miedo a esa ventana que cada año se abría en Lleida al cine en libertad?

¿Quién puede oponerse a la tan necesaria labor de mostrar los nuevos caminos, los nuevos lenguajes, las grandes películas de la cinematografía latinoamericana?

¿Quién teme a que el público aprenda a valorar el esfuerzo de estos creadores y a disfrutar de este tipo de cine?

Año tras año, edición tras edición, había un equipo liderado por Juan Ferrer, que lograba una programación de un nivel impecable, y que con gran esfuerzo lograba proyectar a Lleida, y por ende a Cataluña, por toda Latinoamérica, al convertir a los invitados en los mejores publicistas de su identidad, pero también de su cocina y de sus atractivos turísticos. Esto ya no volverá a suceder.

La Mostra era una cita con el mejor cine, el cine entendido como cultura, no solo como un mero entretenimiento, tan alienante muchas veces. La Mostra también satisfacía el derecho de los ciudadanos para poder disfrutar del cine de autor, para asomarse a otras realidades, para viajar desde una butaca y, como Ulises, hacerse más ricos surcando las historias que, por unos días, la Mostra de Cinema Llatinoamericà de Catalunya traía hasta Lleida.

Se ha cerrado una ventana al Cine y a la Cultura. Cataluña es más pobre, ha perdido diversidad cultural, ha perdido otras miradas, ha perdido libertad. 

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