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Ariel Jr. se ha enamorado por completo de la viuda de su padre en 'Pobre diabla'

Ariel Jr. ya no puede estar sin Marcela.

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Marcela es consciente de que el gran parecido físico entre ella y María Elena ayudará en la farsa que ambas pretenden orquestar. Es una baza muy importante que juega a su favor. Por fin llega el esperado día de la lectura oficial del testamento y eso le da a Ariel la posibilidad de conocer a la mujer que le robó el corazón a su padre tan solo unos meses antes de morir.

Buena elección

María Elena, muy bien aleccionada por Marcela, logra hacerse pasar por ella con gran éxito. Ariel Jr. se enfrenta a la mujer y le echa en cara sus mentiras: Nunca imaginé que la sensual mujer que conocí a mi llegada a Caracas era mi madrastra. Me mentiste sobre tu identidad", le dice a María Elena, enfadado.

Dolida por tantos ataques, María Elena está a punto de decirle la verdad y confesarle que ella no es Marcela, pero se detiene.

Una amiga poco fiel

María Elena, por el contrario, pretende usar su nueva identidad para hacerse la víctima y conquistar así a Ariel Jr. La mujer le cuenta una historia inventada lacrimógena sobre cómo fueron sus días tras la muerte de su esposo y Ariel Jr. termina por empezar a compadecerse de la joven.

Celosa, Marcela es testigo de la cercanía de la pareja desde su escondite. "Tengo miedo de que María Elena termina enamorando a Ariel Jr.", le dice la chica a Emma.

Visita inesperada

La farsa sigue su curso hasta que, inesperadamente, Emilce, que sí conoce a la verdadera Marcela, se presenta en la mansión en busca de unos documentos y destapa la mentira de María Elena. Es entonces cuando a Marcela no le queda de otra que salir de su refugio y dar la cara. "Yo soy la verdadera Marcela de Mejía Guzmán", dice antes de salir corriendo.

Confesión de amor

Ariel Jr. sale tras Marcela y le ruega que no le tenga miedo. "Este tiempo en el que no sabía quién eras realmente, me he permitido conocerte de verdad y mis prejuicios hacia ti ya no existen", dice el muchacho. A cara descubierta, ambos conversan por primera vez con el corazón en la mano y Marcela le cuenta la verdadera historia a Ariel Jr. de cómo conoció a su padre.

Ariel Jr. reconoce ante Marcela que le gusta mucho y que tiene miedo de terminar enamorándose de ella. Ambos termina dándose un tierno abrazo. Luego, Marcela se marcha corriendo, pues siente que al estar tan cerca de Ariel Jr. está traicionando la memoria de su difunto marido.

Malas intenciones

Emilce, que solo persigue acabar con la mujer que le alejó de Ariel y de su fortuna, aprovecha que Ariel Jr. se ha quedado solo para desacreditar la imagen de Marcela ante sus ojos: "Deberías tener mucho cuidado, pues esa chica es solo una cazafortunas". Ariel Jr. se niega a creer en sus palabras. 

Es entonces cuando Emilce, en su afán por acabar con la que considera una intrusa, hace planes cada vez más diabólicos en los que involucra también a Flavio, tan interesado como ella en desprestigiar a Marcela y hacerse con su parte de la herencia: "Esta tipa me ha rechazado como hombre y lo pagará caro".

Cómplice perfecto

Siguiendo las órdenes de Emilce, Flavio habla con Ariel Jr. e intentan convencerle de que lo mejor que puede hacer es cerrar su corazón a Marcela. Además, le miente asegurándole que, tras la muerte de Ariel padre, la jovencita trató de engatusarlo a él: "Quiso conquistarme y como no pudo hacerlo, ahora ha puesto sus ojos en ti".

Ataque de celos

Emilce también cuenta en su guerra contra Marcela con el apoyo de doña Roberta, quien le da carta blanca en sus planes de venganza. Mientras, Ariel Jr., muerto de celos por lo que le dijo Flavio, reprocha a Marcela que haya jugado con él y le exige que abandone la mansión de los Mejía Guzmán junto con sus padres.

Cambio de planes

Al día siguiente, Marcela se levanta hecha un mar de lágrimas, dispuesta a dejar para siempre la vivienda que heredó de su difunto marido. No obstante, cambia de planes cuando escucha a Ariel Jr. hablar con su abogado en el despacho y confesar que se ha enamorado de ella. Marcela decide entonces quedarse y luchar por el amor y el perdón de Ariel Jr.

Sueños de amor

Profundamente perturbada por la inesperada declaración, la bella Marcela sale a dar un paseo por los campos que rodean la mansión con la intención de encerrarse en sus pensamientos y meditar con calma sobre el brusco giro que ha dado su vida en las últimas semanas. Casi sin proponérselo, llega hasta el invernadero de la mansión y allí comienza a soñar cómo sería su futuro al lado de Ariel Jr. hasta quedarse dormida.

La muchacha, con los ojos cerrados, sonríe con emoción y disfruta al imaginarse entregándose en cuerpo y alma a ese hombre que le ha robado el corazón y al que no puede expulsar de sus pensamientos.

Cuando despierta, un halo de tristeza surca su rostro cuando la realidad le golpea en la cara. Lo cierto es que ese amor que la consume debería estar prohibido para ella, pues Ariel Jr. no deja de ser su hijastro.

Tan solo es interés

Mientras tanto, Clotilde recibe la invitación de Joaquín (uno los trabajadores

de la editorial) para salir a cenar por su cumpleaños.

La joven, que nunca ha tenido novio y ha vivido sometido al yugo de su madre, sonríe dulcemente. Cuando llega a su casa, Clotilde le comunica a su progenitora que esa noche no cenará en casa. Doña Roberta pone el grito en el cielo y le prohíbe a su hija salir con un empleado de la empresa: "Ese tipo no está a tu altura y solo busca tu dinero, idiota". Y lo cierto es que Roberta no se equivoca...

Una pequeña fuga

Lejos de hacerle caso a su madre, Clotilde se escapa cuando doña Roberta está

distraída en el salón y acude a su cita con Joaquín. Clotilde bebe hasta emborracharse y, por una vez en su vida, se siente libre para hacer lo que le plazca. De regreso a su casa, una de las empleadas de la vivienda la ayuda a llegar hasta su dormitorio, evitando así que doña Roberta la descubra en semejante estado.

Planes de divorcio

Cada día Laura está más harta de su vida de casa y de sus hijos, a quienes tacha de malcriados. La mujer inventa cualquier excusa para permanecer lejos de su hogar y, sobre todo, de su marido, Diego, al que nunca amó y del que nunca

ha recibido una muestra de cariño. 

Ambos comparten una existencia presidida por la monotonía y el aburrimiento que, con el paso del tiempo, se ha convertido en una mentira muy difícil de llevar. Laura busca cada oportunidad de verse a solas con Obarrio, de quien lleva enamorada mucho tiempo.

Esperanza rota

A la mañana siguiente, en un arranque de sinceridad, Laura se acerca a su madre y le cuenta con pelos y señales lo desgraciada que se siente unida a un hombre por el que jamás ha sentido nada más que pena, y le plantea la posibilidad de divorciarse.

Doña Roberta le dice a su hija que se quite de la cabeza la idea de separarse, pues ella, en calidad de matriarca del clan, jamás lo permitirá. "Te casaste por la Iglesia y solo la muerte te separará de tu marido", sentencia, furiosa.

Por otra parte, Obarrio, que no se siente cómodo viendo cómo los Mejía Guzmán urden nuevas trampas para robarle lo que le corresponde a Marcela, decide dejar de ser el administrador de la familia y ponerse a las órdenes de la joven.

Un aliado feroz

Marcela le pregunta a Obarrio por qué desea ayudarla y este le explica que le recuerda a su hija… una hija que tendría la misma edad de ella si no hubiese muerto hace cinco años atropellada por un coche. Es entonces cuando Obarrio convence a Marcela de hacerse un cambio de look, sacar fuerza de dónde no las tiene y luchar por lo que es suyo. "Yo estaré a tu lado y nada malo te pasará, lo juro", dice el abogado.

Plan de conquista

Mientras tanto, María Elena continúa adelante con sus planes para conquistar al heredero de la familia Mejía Guzmán. En ella, una mezcla de ambición y atracción física la empuja hacia el joven y se promete a sí misma hacer lo posible para obtener no solo las posesiones de Ariel Jr., sino, también su amor.

Un gran altercado

Emma, fiel amiga de Marcela, se percata de los planes de María Elena y, en complicidad con Marcela, intenta evitar que Ariel Jr. caiga en las seductoras garras de la mujer.

Un día, Emma encuentra a la pareja comiendo en un restaurante. Desde lejos,

observa cómo María Elena no deja de hacerle carantoñas a Ariel Jr. Furiosa, comienza a increparlos y se forma tal trifulca entre los tres, que el dueño del establecimiento llama a la policía. Emma, María Elena y Ariel Jr. terminan en comisaría por escándalo público.

Noche en prisión

En prisión, Ariel Jr. llama a Emilce y le pide ayuda. La mujer se presenta en

comisaría y, tras pagar la fianza, logra que el trío de la discordia no pase la noche en el calabozo. Saliendo de prisión, Ariel Jr. le agradece a Emilce su ayuda: "Has sido de gran ayuda viniendo hasta aquí". En ese momento, un misterioso hombre en moto saca una cámara y fotografía al joven. Ariel Jr. va tras él, pero no logra darle alcance.

No imagina que el paparazzi enmascarado trabaja para Emilce. "Si ese tipo hace mal uso de estas fotos mías saliendo de comisaría, me buscaré la ruina", dice el chico.

Sueños

La situación no solo se complica para Ariel Jr. También a Marcela le esperan unos días dramáticos. Emilce ha contratado a un asesino a sueldo, al que apodan Garabano, para que ponga fin a la viuda de Mejía Guzmán. Garabano, poco a poco, comienza a acercarse a Marcela, esperando el momento justo para asestar el golpe definitivo.

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