AGRICULTURA
El precio de la almendra prácticamente se ha doblado en diez años y dispara la plantación
La variedad Marcona, por ejemplo, cotiza a 8,25 euros, frente a los 4,53 del año 2007 || El incremento del consumo explica la evolución de las cotizaciones en un mercado que domina California
Este fruticultor de Montoliu ha talado frutales de hueso hace apenas unas semanas para injertarlos y producir almendras.
El sector de la almendra se ha convertido en todo un fenómeno en los últimos años, tanto que crece el número de hectáreas destinadas a este fruto seco y que ha generado el interés de empresas ajenas hasta hace pocos años al campo, como grandes grupos constructores que tienen ahora secciones agrarias. La razón llega de la mano del consumo y de los precios.
En estos momentos, hay variedades que cotizan casi al doble de precio que hace una década. Por ejemplo, es el caso de la Marcona, que en la tablilla de la Llotja de Reus se valora a 8,25 euros el kilo en grano frente a los 4,53 euros de las mismas fechas de 2007. La situación es similar en la Llargueta, que ha pasado de los 3,69 euros de hace una década a los 7,60 actuales. La variación, aunque importante, no es tan significativa en el caso de la almendra común, la que podría ser competidora directa de la almendra californiana, así y todo ha pasado de 3,60 a 4,65 euros el kilos.
Todo ello a pesar de la tendencia a la baja mostrada en las últimas semanas y meses apreciada en el mercado. La bajada está relacionada con las expectativas de recuperación del potencial productivo en California, estado de EEUU que es el líder mundial en producción y que ha atravesado campañas nefastas debido a la sequía.
La razón de los buenos precios hay que buscarla en el consumo. La dieta mediterránea está de moda y crecen las ventas internacionales del aceite de oliva y también de la almendra, que está considerada como un alimento saludable por sus propiedades. Así las cosas, el consumo se está incrementando en China e India, países superpoblados que tiran de los precios.
La coyuntura dispara el interés de empresas, agrarias y no, y de payeses que transforman fincas
En Lleida, los últimos datos oficiales sitúan en 16.748 las hectáreas productivas de almendros, de las que poco más de dos millares están en fincas de regadío y que, por lo tanto, tienen una producción asegurada. Esta cifra crecerá con las plantaciones efectuadas, por ejemplo, en el Segarra-Garrigues.
lleida
La bonanza de los precios en un sector agroalimentario marcado por los problemas de cotizaciones por debajo de costes, como en el caso de la fruta dulce, ha provocado que el cultivo del almendro se convierta en todo un atractivo para payeses y empresas ajenas. Tanto que solo el año pasado se plantaron 817 hectáreas en Catalunya, después de casi 910 en 2015 y otras 506 un año antes, según datos de la Federació de Cooperatives Agràries de Catalunya. Son cifras espectaculares y para demostrarlo, en el año 2001 apenas se registraron 74 nuevas hectáreas de almendros.
Ante esta situación, son ya diferentes las voces que alertan de que se pueda producir una burbuja del almendro, una expresión que enciende las alarmas porque aún tenemos muy reciente lo que supuso para el conjunto de la economía el estallido de la burbuja del ladrillo.
El cultivo está de moda, según afirman desde la Federació, que apunta que la conselleria calcula que actualmente podría haber del orden de 5.500 hectáreas de almendro en regadío en Catalunya, si bien no todas de plantación reciente. En Lleida, los últimos datos oficiales de 2015 sitúan en poco más de 2.000 las hectáreas en regadío, pero la actualización de las estadísticas arrojará un incremento a tener en cuenta. Por ejemplo, se dan casos de fruticultores que están transformando sus fincas en productoras de almendras hartos de pérdidas con fruta de hueso.
La “revolución” varietal, clave para un sector productivo Para explicar el éxito de la plantación de almendros hay que tener en cuenta los frutos que están dando las investigaciones, por ejemplo, del IRTA. El Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries ha conseguido variedades que consiguen sortear en gran medida los caprichos de la meteorología. Hablamos de nuevas que son de floración tardía, lo que reduce sensiblemente el riesgo de pérdidas a causa de las heladas, o autofértiles, que permiten superar problemas de una polinización deficiente en caso de lluvias en el momento clave del proceso, por ejemplo. Ello, sumado al regadío, permite sortear los dientes de sierra en el volumen de producción.
