ESNOTICIA
“Han querido parar contra la violencia hasta temporeros”
Agricultores y ganaderos se sumaron ayer a las protestas, algunos dejando la fruta en los árboles un día más para salir a movilizarse en sus municipios, y otros multiplicando su trabajo, sacando los tractores a las carreteras después de madrugar aún más de lo habitual para dejar atendidos sus rebaños. “El lunes acabé de coger la Golden y comencé con la Granny Smith, pero he dejado aparcado el trabajo para salir a la calle. Cuando lo hablé con los ocho temporeros marroquíes que vienen desde hace 15 o 20 años a la explotación familiar en Ivars d’Urgell, ellos también quisieron unirse porque habían visto lo que pasó el domingo. En mi casa ha habido unanimidad contra las barbaridades que vimos el 1-O”, explica Bernat Ramon, fruticultor de Ivars d’Urgell que ayer participó no solo en la tractorada y los cortes que calificó de simbólicos de la variante, sino también en la concentración de Mollerussa. Xavier Gorgues, de Vila-sana, también aparcó ayer la fruta por la reivindicación. “Lo del domingo no se puede aguantar, pero tenemos que estar serenos, tranquilos, porque de lo contrario nos ponemos a la misma altura de quienes nos golpean”.
En el caso de los ganaderos, salir a la calle requirió levantarse aún antes de lo habitual en muchos casos para atender a los animales. “Tengo una explotación con 150 bovinos de carne en Alàs y me he levantado a las 6.00 para dar de comer a las reses. Lo he organizado todo y a las 12,30 ya estaba en la concentración en la plaza de la población. He estado hasta las 18.00 horas y vuelta a atender a los animales”, explica Andreu Ramos. “Somos un país democráticos y el domingo se vieron cosas fuera de la democracia. Hay que hacer algo, no podemos seguir así y hay que salir a la calle para reclamar una solución. Antes había gente que pasaba bastante del ‘procés’ y ahora, después del 1-O lo defienden a ultranza”, añade. Destaca que ayer vivió momentos emocionantes, como cuando tras el corte de la carretera de Andorra unos 25 camiones tomaron camino hacia La Seu d’Urgell y los vecinos se colocaban siguiendo los tractores que pitaban fundiéndose en una sola marcha.