EMPRESA GESTIÓN
Vilodi Fruit de Tàrrega presenta concurso de acreedores ante el juez
Cerró sus instalaciones al público a principios de año y despidió a los trabajadores || El grupo frutícola llegó a facturar 12 millones anuales hace una década
El juzgado de instrucción número 6 de Lleida ha declarado en concurso de acreedores a la empresa hortofrutícola Vilodi S.A., radicada en Tàrrega, según consta en un auto fechado el pasado 11 de marzo. Concretamente, el procedimiento concursal iniciado es voluntario, lo que significa que fue la propia mercantil la que presentó la petición para conformarlo antes de que lo hicieran sus acreedores. En paralelo, además del concurso de acreedores de Vilodi S.A., también se ha acordado la apertura de otro procedimiento concursal para la mercantil Vilodi-Fruit S.L. Fuentes próximas a la empresa explicaron ayer que el cierre de la compañía se produjo de un día para otro, de forma totalmente precipitada, hace un par de meses. Según ha podido saber SEGRE, los responsables de Vilodi convocaron a los trabajadores a una reunión a última hora de la tarde en la que les dijeron que el día siguiente no hacía falta que volviesen ya que la empresa echaba el cierre de inmediato. Si bien el motivo se desconoce, clientes habituales aseguraron que en los últimos meses no había tanto movimiento de gente en las tiendas. En Tàrrega, Vilodi tiene una gran nave en la avenida de Cervera, junto a la antigua N-II, y una tienda en la céntrica calle de Santa Anna. Además, también cuenta con instalaciones en la capital del Segrià. La noticia del cierre de la empresa sorprendió a los vecinos de Tàrrega, ya que se trataba de una firma conocida en la ciudad con una importante trayectoria.
Vilodi S.A., dedicada a la producción, comercialización y distribución de frutas y hortalizas, entre otras actividades, fue fundada en 1979. Por su parte, Vilodi-Fruit S.L. nació en 1998. Hace apenas una década, el Grupo Vilodi, que estaba integrado por media docena de firmas, facturaba 12 millones de euros anuales y contaba con una plantilla de 120 personas que, durante la campaña frutícola, llegaban a ser el doble. También tuvo la patente sobre el tatuaje de las frutas. Los orígenes de la compañía se remontan a 1916, cuando Bautista Vilà Bodí, oriundo de la localidad castellonense de Borriana, inició su actividad empresarial en la hortofruticultura.