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GANADERÍA MEDIO AMBIENTE

Una decena de granjas de Lleida usan un nuevo sistema de recogida de reses muertas

Basado en el proceso de hidrólisis, lo que se reduce la necesidad de visita de camiones para su retirada || Aunque más costoso que el tradicional, permite incrementar la bioseguridad ante enfermedades

Un camión se lleva unos contenedores con restos de animales de una granja de Lleida.

Un camión se lleva unos contenedores con restos de animales de una granja de Lleida.SEGRE

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Cerca de una decena de granjas de Lleida han optado por un sistema de almacenamiento y recogida de animales que permite su almacenamiento en la propia explotación durante meses y reducir las visitas de camiones para su traslado. Entre sus beneficios destaca que con ello se refuerza la bioseguridad en las granjas. Así lo explica Quintiliano Pérez Bonilla, impulsor-investigador del sistema Bio Seguritas y que se define como ganadero de porcino y veterinario conocedor a fondo del sector y de los problemas de todo tipo que pueden generar las enfermedades. De hecho es muy conocido en el sector porcino local, ya que era director general de Ganadería del ministerio cuando Lleida padeció la peste porcina en los años 90.

El sistema se basa en unos contenedores con hidrolizadores en los que el ganadero deposita los cerdos muertos. En ellos, con un sistema, entre otras cosas, con filtros de carbono activado se evitan los malos olores y se comienza el proceso de descomposición de los cuerpos. Pérez Bonilla afirma que en la medida que el proceso de hidrólisis aumenta, se reduce la carga bacteriana de los restos y estos pueden estar durante el proceso tres meses en las explotaciones.

Con estos contenedores que se precintan, calcula que solo serán necesarias entre 4 y diez visitas de camiones anuales a una granja para hacerse cargo de los restos, cuando el sistema tradicional puede suponer dos o incluso tres semanales. Los restos son trasladados a una planta de tratamiento ubicada en la localidad aragonesa de Pina de Ebro, Gestcompost para su tratamiento final. Pérez Bonilla afirma que el coste de recogida es similar al tradicional y que en Catalunya está autorizado por el seguro a tal efecto. Sin embargo, el coste se incrementa por la necesidad de contar con los contenedores especiales. Con un sistema de renting puede representar unos 50 euros mensuales durante siete años, y transcurrido el período pasa a ser propiedad del ganadero. Para una granja de mil cerdas reproductoras serían necesarias tres o cuatro de estos contenedores.

Aunque trabaja en todo el Estado, de momento el grueso de la actividad lo tiene en Aragón con alrededor de 180 explotaciones.

Unos restos que acaban generando energía y también abonos Los restos de los animales muertos y que utilizan el sistema de hidrolización son tratados en una planta en Pina de Ebro en la que se genera biogás y electricidad y también abono. Por ello, su impulsor, Quintiliano Pérez Bonilla afirma que “trabajamos en economía sostenible. Por una parte reducimos el riesgo de enfermedades al incrementar la bioseguridad de las granjas y producimos energía eléctrica procedente del biogás generado en el proceso. En la planta aragonesa “no incineramos y el biogás se utiliza para cubrir las necesidades energéticas de la instalación y el excedente se destina a la comercialización de energía eléctrica. Los restos sólidos que quedan se utilizan como abono”, concluye. En la planta, el tratamiento de los restos se hace a 133 grados de temperatura y 3 atmósferas de presión durante un período de veinte minutos, explica entre las características técnicas el que fuera alto cargo ministerial.

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