AGRICULTURA CRISIS
El precio de la fruta de hueso al payés ha caído hasta un 65% en diez años
El sector advierte en el Parlament de su ‘muerte silenciosa’ y que peligra el territorio
El sector de la fruta dulce de Lleida dijo ayer alto y claro en la comisión de Agricultura del Parlament que está en peligro de desaparecer, con graves consecuencias para la economía de los pueblos, de sus empresas, del empleo y del equilibrio territorial. Las liquidaciones para el productor de fruta de hueso han caído hasta un 65% en diez años.
El presidente de Afrucat, Fancesc Torres, el de la Plataforma en Defensa de la Fruta, Jordi Vidal, y el alcalde de Alcarràs, Manel Ezquerra, fueron ayer los representantes de empresas y cooperativas, agricultores y municipios frutícolas para explicar en el Parlament que la crisis del sector de la fruta de Lleida está en claro riesgo. Un problema que no sólo es económico, sino social y de gestión del territorio, es decir, un conflicto global y que como tal urge de medidas globales que reclaman a la administración y la propia cámara catalana.
Para dar una idea de la magnitud económica, Ezquerra puso el ejemplo de un vecino de Alcarràs que en 2009 registraba liquidaciones de 0,5067 euros por kilo de melocotón, la misma variedad por la que el año pasado apenas percibió 0,2146. Es decir, una caída del 57%. Pero la situación es aún peor en la nectarina Big Top con un hundimiento de los precios para el mismo productor de un 65%, al pasar de 0,6325 euros por kilo hasta los 0,2173.
Advierten que la crisis de los fruticultores repercute en otros sectores y en el equilibrio territorial
Solo el pasado verano, el sector perdió 65 millones, el grueso en Lleida, el líder frutícola indiscutible
Torres pasó cuentas de precios ponderados salidos de central la pasada campaña de 0,54 euros el kilo de melocotón y de 0,57 en el caso de la nectarina, claramente inferiores a unos costes de al menos 0,70. En paraguayos la diferencia es menor pero no por ello menos escandalosa porque el precio de 0,76 euros está muy lejos de los al menos 0,84 de costes. Estamos hablando de unas pérdidas en Catalunya el pasado verano de 65 millones de euros, prácticamente todo en Lleida, que concentra la producción. Pero no se trata de una mala campaña, sino que llueve sobre mojado, con unos resultados prácticamente año tras año escritos en números rojos desde que Rusia impuso su veto a la fruta europea en agosto de 2014. “Un mercado que nos costó conquistar diez años lo perdimos de la noche a la mañana”, dijo.
Jordi Vidal recordó qué significa el sistema “a resultas” para el agricultor: “entregamos la fruta a los almacenes y esperamos la buena voluntad del mercado para que valore nuestro producto”, que cobran meses después. Pero se lamentó que no es así y que una fruta que en muchos casos apenas cobran a 20 céntimos el kilo que acaba a 2 euros para el consumidor. Alertó que los agricultores no pueden soportar más la situación tras cinco años, dijo, sin cubrir costes. “Es la muerte silenciosa del sector”, se lamentó y dijo que con solo 20 céntimos más por kilo, la situación sería diametralmente opuesta. Tiene clara la solución que, dijo, pasa por regularizar los mercados y que no sea la distribución la que tenga solo el poder de marcar los precios, o subvenciones. Denunció la situación personal de los agricultores, que se avergüenzan de salir a la calle y decir que pierden dinero, de jóvenes que no quieren continuar o que se ven obligados a devolver ayudas de incorporación si buscan ingresos en otro sector. Además, dejó claro que sin payeses no hay gestión del territorio. “El gran incendio del Deltebre se paró en Maials”, lo paró el trabajo de los payeses, remarcó.
El alcalde de Alcarràs, por su lado, advirtió que sin agricultores padecerán en cascada otras actividades económica de los pueblos, desde el comercio a los servicios, se perderá empleo, con riesgo de tensión social y desequilibrio territorial.