La alimentación, esperanza para la economía

La alimentación fue uno de los tres sectores que consiguió mantener su valor en la última gran crisis y fue además refugio de empleo y pilar de la recuperación. Solo el farmacéutico y el energético pueden decir lo mismo. Así lo explica Francesc Reguant, presidente de la Comisión de Economía Agroalimentaria del Col·legi d’Economistes de Catalunya y director de Obealimentària, Observatori d’Economia Agroalimentària del Col·legi, que destaca que si se tiene en cuenta todas las actividades ligadas con la agroalimentación, como puede ser la distribución, el transporte o la restauración, no solo es el primer sector económico de Catalunya, sino que alcanza la cuarta parte del producto interior bruto. Hoy, la agroalimentación tiene un papel incluso superior al que vivió en la última gran crisis en una emergencia social en la que habrá que trabajar para que nadie se quede sin alimentos.

Pero en una crisis sin precendentes como la actual, tampoco saldrá indemne. No hay más que ver la crisis fortísima en el caso de la flor cortada con un Sant Jordi virtual, y de la pesca, con barcos amarrados. Todo ello, complementado con unos cambios de hábitos alimentarios por parte de las familias. La manzana y la pera de Lleida suman dos meses de datos históricos de ventas en estas fechas. Sin embargo, los profuctores de fresas de Huelva han sufrido mucho ante un comprador que prefería optar por frutas menos perecederas. Las fechas más fuertes de su campaña han coincidido con los momentos más estrictos del confinamiento. Reguant también apunta que habrá otros colectivos que deberán afrontar más tensiones. Por una parte, todos aquellos relacionados con el consumo de lujo, y los ligados al turismo y la restauración, por la otra.

Una cuarta parte del PIB catalán pivota en la agroalimentación y actividades asociadas

El canal, clave para el sector, es muy diferente al proyectado por cortapisas medioambientales

Francesc Reguant coincide en que la primera emergencia a atender es la sanitaria, pero también la económica y la social. “Habrá que borrar unos meses económicos de nuestra vida”, apunta, para dar idea de las consecuencias de esta crisis, en la que de nuevo será fundamental el papel de la Unión Europea, y en especial del Banco Central Europeo.

Hablamos de una crisis que puede dar paso a una nueva realidad, en la que se defienda más la producción local. De hecho, Reguant considera que hay que recuperar la preferencia comunitaria como elemento estratégico también de salud. “La alimentación no es un producto que se pueda poner a merced de los mercados, y eso no quiere decir cerrar mercados”, defiende este economista. Hablamos de factores de salud, de lucha contra el cambio climático y la apuesta por una economía más sostenible, un marco que sirve a este responsable del Col.legi d’Economistes para defender que “la realidad nos llevará a la preferencia por la proximidad”, destaca.

Fortaleza en la UE y adaptación a la propia demanda Francesc Reguant, presidente de la Comisión de Economía Agroalimentaria del Col·legi d’Economistes de Catalunya, defiende que el sector argoalimentario ha de ser especialmente fuerte en el seno de la Unión Europea y estar más orientado a la propia demanda. Es una cambio que, advierte, no se hace en dos días, dado que en estos momentos es muy dependiente del exterior (fuera de la UE) tanto en exportaciones como en importaciones. A la hora de hablar de proximidad, se refiere al menos a una amplia región sin fronteras con varios cientos de kilómetros a la redonda.