ESNOTICIA
La presión de mano de obra en la campaña de la fruta cae a la mitad con 12.000 temporeros
Las necesidades para la manzana y la pera bajan y muchos trabajadores del campo se trasladan a vendimiar|| Diversificar variedades permite alargar la cosecha con un número limitado de empleados
“Ahora tenemos experiencia en la gestión de la campaña de la fruta en plena pandemia, la gente está muy mentalizada y podemos trabajar mejor”. Con esta frase resume el responsable de la campaña de temporeros de Unió de Pagesos, Jaume Pedrós, la situación con la que agricultores y centrales frutícolas afrontan ahora, a mediados de agosto, la temporada de recolección y envasado de manzanas y peras. Todo ello, después de meses de recolección de fruta de hueso en los que las empresas han tenido que lidiar con los problemas derivados de la lucha contra la Covid-19.
Pero hay que tener en cuenta que la situación de la campaña en las poblaciones y comarcas especializadas en la producción de manzanas y peras es muy diferente a la vivida en el Baix Segre con la fruta de hueso. En la campaña de la fruta de Lleida se calcula que llegan encontrar empleo hasta 30.000 o incluso 35.000 personas en algún momento, aunque algunas solo trabajen unos días. Se calcula, según los sindicatos agrarios, que el pico máximo de contrataciones se cifra en torno a las 23.000 personas cotizando a la vez como trabajadores temporales del campo a la Seguridad Social. Pero ese máximo se registra en el mes de julio. Ahora, se calcula que en una campaña de fruta de pepita estén empleadas del orden de 12.000 personas. Dicho de otra forma, la presión laboral y organizativa ahora poco tiene que ver con la segunda quincena de junio o la primera de julio en las poblaciones especializadas en producir melocotones, nectarinas o paraguayos.
Hoy los casos de positivos de coronavirus relacionados con la campaña de la fruta apenas representan un 6%
Además, buena parte de los productores de peras y manzanas cuentan en sus fincas con diferentes variedades, una diversificación que les permite alargar la campaña de recolección con un número limitado de trabajadores.
Atrás han quedado en buena medida las plantaciones exclusivas e intensivas, por ejemplo de manzana Golden, que requerían gran número de personas para hacer la recogida de toda la producción en unos pocos días de trabajo para poderlas llevar rápidamente a las centrales para que no perdieran calidad y almacenarlas de cara a su comercialización.
Miles de temporeros han pasado directamente del Baix Segre a la vendimia. En las zonas vitivinícolas ahora se dispara la preocupación por las condiciones de trabajo que exige la recogida de la uva, y son diferentes las zonas productoras, desde el Penedès a Rioja, donde se han previsto test PCR masivos entre los temporeros. En este contexto, los positivos de coronavirus vinculados a la campaña de la fruta en Lleida han caído y ahora un 6%. En julio llegaron a ser la mitad de los hospitalizados.
Los costes se han disparado y los precios no responden
Los costes de recolección y manipulación de la campaña se han disparado en materiales como mascarillas, guantes o geles hidroalcohólicos. Asaja calculó que se podría tratar de al menos unos 2.000 euros para una explotación familiar. Pero además hay que tener en cuenta una caída de la productividad de los trabajadores, aplicando distancias de seguridad en las cadenas de envasado, en las que también se ha tenido que invertir, por ejemplo, en mamparas de separación entre el personal. Algunas centrales han llegado a cifrar en un 30% la caída de la productividad. Aunque será al final de campaña cuando se puedan pasar cuentas más ajustadas, algunas empresas estimaban en al menos medio millón de euros los primeros costes a los que han tenido que hacer frente.