Sembrando para recoger igualdad

Francesca Caccini, Hipatia de Alejandría y Anna Waser. Antonio Vivaldi, Aristóteles y El Greco. Los tres primeros nombres, de mujer, serán ignotos para los néofitos de la música, la filosofía y la pintura. En cambio, los segundos, de varón, forman parte de la “cultura general”. Este ejemplo tan banal demuestra cómo de invisibilizado ha estado el trabajo de la mujer desde hace milenios. Siempre han habido mujeres que destacaban. Ocurrió, sin embargo, que una sociedad que dirigían hombres y cuya historia redactaban los hombres las obvió. A lo largo del siglo XX y en lo que llevamos de XXI, el escenario ha cambiado, y cada vez son más las mujeres que ocupan puestos de responsabilidad, pero queda lejos todavía la igualdad con el género masculino. Para visibilizar la labor de la mujer en el campo nació hace 25 años el Día Internacional de la Mujer Rural.

En Lleida, una demarcación cuya economía tiene en la tierra uno de sus pilares, es femenina cerca del 50% de la población. En cambio, sólo el 28,71% de las explotaciones agrícolas están dirigidas por mujeres, por debajo de la media catalana, que es del 32%. Así, según datos de la Generalitat de 2019, había 5.803 payesas en Lleida frente a 14.409 payeses. Esta proporción se ha mantenido estable en el último lustro. También el peso de las mujeres jóvenes en la agricultura y la ganadería de Lleida es inferior al de los hombres. Y es que 342 payesas tienen 40 años o menos, el 5,89% del total de mujeres titulares de explotaciones. El porcentaje de hombres en esta franja es del 12,44%. A parte, según la subdelegación del Gobierno en Lleida, hay 1.335 trabajadoras por cuenta ajena en el campo leridano. Con todo, explica Anna Aragonés, payesa de la capital del Segrià, lo cierto es que “la mujer cada vez tiene más fuerza en el campo”. No obstante, admite que algunos trabajadores le hacen “menos caso” por ser mujer. Gemma Arnillas, ganadera de Algerri y premiada con Ap! Lleida a la mejor empresaria agroalimentaria en 2019, explica que “la mujer, que siempre ha estado en la payesía, aunque invisibilizada, ahora sube con fuerza”. También agradece el apoyo que recibió al cambiar radicalmente de empleo y empezar de cero con la explotación.