SANIDAD ANIMAL
Lleida registra ya 18 casos de aves muertas en el foco de gripe aviar
De momento son cinco los casos confirmados || Los Agentes Rurales vigilan desde el Segre y Utxesa hasta el Estany d'Ivars, entre otras zonas de humedales
Ya son 18 las aves salvajes localizadas muertas en la zona donde la semana pasada se declaró el primer foco de gripe aviar del año en todo el Estado. De momento, se ha confirmado la enfermedad en una cigüeña y cuatro cisnes y se está a la espera de confirmación o el descarte del resto de los casos. De todas formas, al tratarse de la misma zona que los cinco positivos oficiales, seguiría tratándose de un único foco.
Como todos los pájaros muertos son salvajes, se mantiene la consideración de zona libre de gripe aviar en lo que respecta al mercado avícola. Por ello, no existen restricciones al movimiento ni comercialización de las aves de granja. Eso sí, se han intensificado las inspecciones de las granjas y, como informó SEGRE, técnicos de la conselleria de Acción Climática han inspeccionado 26 explotaciones avícolas en un radio de 10 kilómetros de los primeros casos en Soses.
En todas se ha confirmado la correcta situación de las granjas. Las medidas de bioseguridad se han redoblado, con el cierre de las aves comerciales en las granja o la prohibición de la participación en certámenes de exhibición de pájaros. Al mismo tiempo, los Agentes Rurales, mantienen la vigilancia en espacios naturales y fluviales del perímetro del Segre y Utxesa.
Los humedales son zona de descanso de las aves que migran del norte de Europa hacia el sur y por ello representan especial riesgo. Centran las tareas en espacios como el pantano de Utxesa, el Aiguabarreig Segre-Cinca, el Estany d’Ivars i Vila-sana, embalses de Sucs y Raimat y de la Noguera, así como en la desembocadura del Ter y la zona de Pals, en este caso en las comarcas gerundenses, según ha explicado el jefe de Área Básica del Segrià de los Agentes Rurales, Eladi Flix. Al margen de los prismáticos, los Agentes Rurales también utilizan barcas y drones para detectar las aves que puedan haber muerto dentro del agua ya que la densa vegetación de los márgenes dificulta muchas veces la visibilidad.
En caso de detectar algún ejemplar muerto, lo recogen siguiendo “todas las medidas de bioseguridad” y después lo trasladan al centro de fauna salvaje de Vallcalent, donde se extraen las muestras para enviarlas al laboratorio.