GANADERÍA POLÉMICA
El vacuno y el porcino de Lleida defienden el tamaño de sus granjas
Advierten que las explotaciones tienen que tener una capacidad que las haga sostenibles || Los ganaderos se sienten criminalizados por el ministro Alberto Garzón
Los sectores del vacuno de carne y del porcino coinciden en huir de la polémica generada por el ministro de Consumo, Alberto Garzón, censurando las macrogranjas e incluso poniendo en duda la calidad de la producción cárnica española. Ambos insisten en que los ganaderos necesitan tener explotaciones viables y que en todas se cumple con la normativa no sólo de capacidades, sino de sanidad animal y de medio ambiente. El presidente de la Asociación Nacional de Productores de Carne (Asoprovac), Ricard Gòdia, remarcó ayer que lo adecuado es hablar de sostenibilidad en todos los aspectos y que el grueso|grosor de las granjas de Lleida son de dimensiones que calificó de correctas.
Afirmó que “todos son pequeños empresarios con granjas dimensionadas”. Dejó patente que la ganadería es un sector “muy esclavo” que necesita ser atendido los 365 días al año y con disponibilidad las 24 horas del día. Por eso, dijo que una explotación tiene que poder sostener al ganadero y al menos una o dos personas más, “para poder librar algún fin de semana y tener vacaciones”.
En medio de los ecos de las polémicas declaraciones de Garzón, insistió en que el sector bovino produce “una carne de altísima calidad y podemos estar orgullosos de lo que hacemos”. Por|Para su parte, el director de la Asociación Catalana de Productores de Porcino (Porcat), Ricard Parés, considera que es un error hablar de macrogranjas y aludió que se está generando un debate en gran manera desde el desconocimiento de la ganadería.
Recordó la existencia de una normativa comunitaria que rige los diferentes tipos de granjas. Puso el ejemplo de las explotaciones de cerdas reproductoras con 750 animales. Apuntó que cualquier ganadero que quiera seguir mejorando y sustentar una explotación familiar contará con una capacidad similar y calificó normal aquellas que tienen un millar de cerdas.
Parés considera que la ganaderia extensiva es una opción, pero que transformar hoy la producción porcina catalana a este sistema sería inviable porque no existe bastante superficie para eso y no se podrían proveer las necesidades de la población.
Según su opinión, el debate se tendría que centrar en el término de eficiencia. Puso el ejemplo de la adecuación de un coche antiguo, que a buen seguro que contaminaría más que uno nuevo. Alertó de que polémicas como estas no harán desaparecer las granjas, sino las trasladó a otros países como puede ser el Brasil, con unos controles laxos en el mejor de los casos. El alcalde de Lleida, Miquel Pueyo, aprovechó la reunión con Gòdia para dar apoyo en el sector ganadero y agroalimentario en general.
Hablaron de “la desaparición de determinados núcleos de transformación de carne en Argentona y Castellbisbal. Nos interesaría mucho que el llano de Lleida y la ciudad pudiera retener algunos de estos espacios de transformación de producción bovina antes de que se vayan hacia Aragón o la Comunidad Valenciana”, dijo Pueyo.
PLANAS RECUERDA SU COMPETENCIA EN ALIMENTACIÓN
La polémica por las críticas de Alberto Garzón a las macrogranjas hizo ayer hablar al ministro de Agricultura, Luis Planas, que tildó sus palabras de “bastante desafortunadas” y le reprochó que no le llamara cuando la alimentación no es un asunto de su competencia. Finalmente, los dos responsables conversaron ayer después del Consejo de Ministros y después de varios días coleando la controversia. Según Unidas Podemos, Planas ha vuelto a hacerse eco de lo que califica de rumor, reprochó Javier Sánchez, diputado morado y secretario tercero de la Mesa del Congreso, que aseguró que Garzón “en ningún caso” habló de la ganadería española, sino que se refería a una práctica que incluso la UE quería limitar y cargó contra el PSOE para no frenar en la mesa unas preguntas del PP, Cs y Vox dirigidas a Garzón para ser planteadas en la comisión correspondiente.
Mientras tanto, el ministro guarda silencio en esta nueva polémica en la cual se ve inmerso. En el Congreso, donde se reunió la mesa por primera vez después de las vacaciones navideñas, PP, Vox y Cs pidieron la comparecencia del ministro, la reprobación y su cese, todo al mismo tiempo, y censuraron al presidente del Gobierno que no lo haya cesado aunque consideran que ha atacado el sector ganadero y deja “a la altura del barro” la imagen exterior de España. PSOE y Podemos girarán las peticiones de comparecencia.