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La ganadería intensiva, en el punto de mira

El sector se rebela contra Garzón y la Generalitat destaca la regulación acotada

Lleida es una verdadera potencia en la producción de aves, con un millar de granjas de gallinas y pollos.

Lleida es una verdadera potencia en la producción de aves, con un millar de granjas de gallinas y pollos.ACN

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“Macrogranja no es un término definido y es subjetivo en función de quién lo utilice”. Así lo afirma la directora general de Agricultura y Ganadería de la Generalitat, Elisenda Guillaumes, al preguntarle por la polémica generada. Además, explica que la contraposición de ganadería intensiva frente a la extensiva no tiene por qué tener nada que ver con el tamaño.

Dicho de otra forma, una granja puede tener pocos animales criados con pienso y verse superada en capacidad por otra que alimente a los suyos con pastos. En esta línea, recuerda la existencia de registros de las granjas, normativas y controles para minimizar su impacto ambiental, que lo tienen. Pero en este punto vuelve a puntualizar que es muy inferior a otras actividades, ya que representa entre el 8 y el 11% de la emisión de gases con efecto invernadero.

En el caso de la contaminación por nitratos, en 130 municipios de Lleida hay una moratoria de construcción y ampliación de granjas porcinas situadas en zonas vulnerables por exceso de nitratos en sus aguas. Este tipo de medidas con estrictas normativas sobre el tratamiento y aplicación de purines, polémicas entre ganaderos y agricultores por sus costes y restricciones, se han traducido en que ni Lleida ni Catalunya estén hoy bajo la lupa de la Unión Europea sobre la contaminación por purines que sí se repite en otras zonas del Estado. En este contexto, las organizaciones agrarias Unió de Pagesos, JARC y Asaja denuncian una campaña que califican de acoso y derribo a los ganaderos con acusaciones que consideran injustas por personas que desconocen el sector.

Un dardo dirigido a un ministro de Consumo, Alberto Garzón, que ha conseguido estar en el primer plano de la polémica cuando habló de macrogranjas que “contaminan el suelo, contaminan el agua y luego exportan carne de peor calidad de animales maltratados”, y calificó como “medioambientalmente sostenible” la ganadería extensiva. Además lo hizo en una entrevista en un medio internacional, The Guardian. Los ganaderos y también la industria cárnica consideran que se trata de un capítulo más de una campaña de criminalización del sector de la proteína animal.

Entre la criminalización y la defensa de lo ‘verde’

La polémica entre los sectores productores y los ambientalistas se encona al mismo ritmo que los ganaderos se sienten criminalizados mientras las organizaciones ecologistas urgen a un cambio de sistema de producción y consumo de alimentos. Un caldo de cultivo que ha generado la reacción a la polémica de las macrogranjas.

Josep Carreras, de Vila-sana

Josep Carrera es el gerente de Casa Nilo que cuenta con tres granjas con hasta 120.000 gallinas productoras de huevos embrionados para incubar. Cada núcleo tiene una capacidad de 40.000 aves, 12.000 gallos y emplea a un total de 12 personas, 4 por cada núcleo. Están ubicadas en Alamús y Vila-sana y una última en el municipio de Arbeca que se inauguró el pasado verano y está dotada de las últimas técnicas para garantizar el bienestar de los animales, criados en tierra. “Se crían en una atmósfera controlada, con una temperatura de entre 23 y 24 grados en invierno y un máximo de 26 al verano.

Casi como si estuvieran en una oficina. Tener este tipo de granjas grandes te permite garantizar no solo la calidad de vida de las aves, sino también su eficacia. En una granja de mil o dos mil gallinas es imposible poner aire acondicionado y que salga rentable.

Y que los animales estén bien es también muy importante, porque todo lo que les das, luego te lo devuelven multiplicado. Esto se puede extrapolar a todo tipo de granjas: cuanto más modernas y equipadas, mejor vivirá el animal y mejor será la carne”, remarca CarreraCon todo, matiza que “hay que tener en cuenta que no todas las carnes pueden proceder de vacas a las que les dan masajes a diario. Ojala pudiéramos, pero es imposible.

Pero las granjas de hoy en día no tienen nada que ver con las de antes. Antes teníamos que coger los huevos a mano y ahora está todo mecanizado y con mil garantías sanitarias para evitar virus como el de la gripe aviar. Y la Administración no te lo pone fácil para que puedas abrir una granja, tienes que pasar por muchos departamentos, pero yo lo veo bien, porque así se aseguran que está todo perfecto.

Y si no lo está, no te dan el permiso. Se sigue las normas a rajatabla”, defiende Josep Carrera.Lleida es una potencia productora de gallinas y pollos, con 1.047 granjas, según los datos oficiales de diciembre de 2020. Las estadísticas reflejan que solo 45 de estas explotaciones tienen plazas para 14,3 millones de animales.

El segundo grupo de granjas por tamaño reúne 444 explotaciones y 14,9 millones de plazas.

Joan Barbé Betriu, de Montferrer i Castellbò

Joan Barbé Betriu es propietario de Ecofranch, explotación de tradición familiar que produce leche plenamente ecológica desde finales del 2017 de vacas de la raza Brown Swiss, muy apreciada por la calidad de su leche y utilizada sobre todo para ser transformada en derivados lácteos. El ganadero se siente “machacado” por la sociedad, de la que opina que “en general no es conocedora y asocia que las granjas son perjudiciales y es un gran error”.Opina que los animales “son básicos en la cantidad y la medida que el terreno y el medio acepte”.

“En una hectárea no puede haber 50 vacas, estas deben pastar y deben comer el forraje lo más entero posible, sin triturárselo ni prepararlas para que asimilen el alimento lo más rápido posible e incrementar así la producción de la leche” porque “las vacas no son máquinas ni números, son animales”. “Lo que está sucediendo es una aberración” y “está arruinando el tejido social” ya que la existencia de una macrogranja priva la implantación de “entre 20 y 30 pequeñas explotaciones”, critica. “Una macrogranja significa capital y no todo se basa en los números, necesitamos sostenibilidad”, lamenta Barbé.

Cree que la crisis del Covid ha favorecido que el interés por el producto ecológico crezca “todavía más lentamente de lo que ya estaba creciendo”. “La población está concienciada y prioriza la salud pero el poder adquisitivo limita también que algunos hagan el cambio”, añade. La apuesta de futuro debe centrarse en la sostenibilidad, en producir sin mermar al medio ambiente y sin explotarlo, concluye.Ecofranch cuenta con cerca de 90 cabezas que producen una media de 1.000 litros diarios de leche “a medida” para 6 queseros artesanos y 2 obradores de producto lácteo fresco catalanes.

Lleida es una verdadera potencia en la producción de aves, con un millar de granjas de gallinas y pollos.

Lleida es una verdadera potencia en la producción de aves, con un millar de granjas de gallinas y pollos.ACN

Lleida es una verdadera potencia en la producción de aves, con un millar de granjas de gallinas y pollos.

Lleida es una verdadera potencia en la producción de aves, con un millar de granjas de gallinas y pollos.ACN

Lleida es una verdadera potencia en la producción de aves, con un millar de granjas de gallinas y pollos.

Lleida es una verdadera potencia en la producción de aves, con un millar de granjas de gallinas y pollos.ACN

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