“Necesitamos ayudas para sobrevivir, muchos se plantean dejar la fruta”

Las peores heladas que se han registrado en Lleida en cuarenta años, la pérdida del 70% de la producción, el 30% de franquicia en el seguro y el recorte en la cosecha que puede entrar en la póliza están poniendo contra las cuerdas a los productores de fruta y ayer un grupo de payeses y alcaldes llevaron hasta la plaça Sant Jaume su urgencia de ayudas.

“Necesitamos ayudas con urgencia para sobrevivir. De hecho ya hay agricultores que se plantean arrancar los árboles y dejar el sector de la fruta en cuanto acabe la campaña porque no tienen ni ánimos ni capacidad para continuar”. Así resumía ayer el portavoz de la Plataforma en Defensa de la Fruita Dolça, Jaume Molló, la cruda realidad a la que se enfrenta el sector y que explica la movilización que ayer unió a alcaldes de la zona frutera de Lleida y agricultores en una protesta, en un grito desesperado pidiendo ayuda a la Generalitat para poder continuar.

Salieron en marcha lenta desde Alcarràs, Torrefarrera y Fondarella hasta unirse 54 vehículos con cerca de cien personas por la autovía camino de la plaça Sant Jaume. Fueron prácticamente cuatro horas de viaje hasta plantarse a las puertas de la Generalitat. Al final, fueron recibidos por la secretaria general de Presidencia, Núria Cuenca.

Pere Aragonès no pudo hacerlo aduciendo problemas de agenda, pero volverán a intentarlo. “Nos han dicho que están trabajando en una línea de ayudas para los afectados por las heladas. Pero el problema es que no son capaces de decirnos cuánto dinero habrá sobre la mesa y eso es urgente.

No podemos estar inmersos en esta ambigüedad, es urgente si no quieren que el sector desaparezca”, advirtió el líder de Asaja en Lleida, Pere Roqué. La plataforma cuenta con el respaldo explícito de 23 ayuntamientos y al menos una docena de ellos participaron ayer en esta protesta, porque con el sector agrario está en juego el propio futuro de sus localidades. Entre ellos se encontraban Alcarràs, Alpicat, Torrefarrera, La Granja d’Escarp o Torres de Segre, por poner algunos ejemplos.

La alcaldesa de Aitona, Rosa Pujol, denunció que “ya basta, no podemos esperar más. Nos sentimos ciudadanos de segunda y sin ayudas el sector frutícola está condenado, y con él todo nuestro territorio”.

Pérdidas de 450 millones y con un seguro que solo cubre una parte

Las previsiones oficiales dan por perdida el 70% de la producción de melocotones y nectarinas, y aún faltan semanas para poder valorar la afectación de las heladas de comienzos de abril sobre peras y manzanas.

Queda arruinada fruta que los agricultores valoran en unos 450 millones de euros. De hecho, las centrales estiman que al menos perderán 350 en facturación de fruta de verano. Es una situación que pone contra las cuerdas al sector, que demanda de ayudas directas y urgentes.

Además, alertan que los seguros no cubrirán ni de lejos los números rojos de los agricultores. El líder de Asaja en Lleida, Pere Roqué, explica que los seguros combinados de helada y pedrisco incluyen una franquicia del 30%. Es decir, que un productor que no pueda recoger ni un kilo, en el mejor de los casos cobrará el 70%.

Pero el problema se agrava para aquellos que no es el primer año que han visto diezmada su cosecha por el frío. En ese caso, Agroseguro reduce el volumen de kilos que pueden asegurar. Como cuando alguien es “mal conductor”, pero los fruticultores ponen el acento en que ellos no pueden ser los “culpables” de la meteorología o del cambio climático.

Pere Roqué asegura que, en la práctica, habrá payeses de Lleida que con una finca arrasada apenas cobrarán el 52 por ciento.Pero además hay que tener en cuenta la repercusión laboral de las heladas. La fruta puede dar empleo a 30.000 o incluso 40.000 personas en verano en Lleida y en el mejor de los casos apenas serán necesarias mucho menos de la mitad. Incluso hay centrales frutícolas que se plantean no arrancar las líneas de envasado hasta que lleguen manzanas o peras, porque no tendrán fruta con la que trabajar.

Incluso se han presentado ya ERTEs para empleados fijos. Todo ello con un duro golpe en especial para los municipios productores, con la fruta como un puntal.