AGRICULTURA COMERCIALIZACIÓN
Los problemas de calibre de la pera hacen temer “la peor campaña en veinte años”
UP alerta que a la caída de la producción de un 25% se añade la merma en el tamaño de la fruta por las olas de calor || Arranca en Lleida la recolección de las primeras variedades, la Limonera y la Ercolini
Los payeses de LLeida han comenzado esta semana la cosecha de la pera Llimonera con unas perspectivas pesimistas por la caída de la producción, debida a las heladas de abril, y porque en muchos casos las olas de calor han hecho que la fruta no haya crecido lo suficiente. El responsable del sector de la fruta de Unió de Pagesos, Jaume Gardeñes, explica el ejemplo de una finca de Els Alamús donde han constatado que sólo un tercio de las peras que han empezado a cosechar tienen el calibre mínimo comercial y el resto se destinarán a la elaboración de zumos y cremogenados. Aunque los precios se prevén “buenos”, no compensarán la bajada de la producción para la comercialización en fresco, por lo que Gardeñes teme que esta es la “peor campaña” que vive en los más de 20 años que trabaja como payés.
Los agricultores han comenzado la recogida de las peras Limonera y Ercolini una semana más tarde de lo normal, ya que muchos se han esperado, y algunos todavía hacen, para ver si la fruta crece un poco más y llega al calibre mínimo comercial, a partir de 60 milímetros de diámetro. Pero al menos de momento, esto no ha pasado.La campaña de la pera ha estado marcada por las heladas de principios de abril, que han mermado la producción casi en un 25%. El sector contaba con estas pérdidas, pero no con las diferentes olas de calor, que comenzaron en mayo y han frenado el desarrollo de los frutos.“Después de las heladas esperábamos que hubiera un 30% de pérdida, pero ahora nos encontramos con que el 60% o 70% de las peras tienen defecto, ya que el calibre es unos 10 milímetros menor del normal”, explica Gardeñes, aunque la calidad de la fruta es buena.El tamaño medio de la Limonera, que normalmente “iba sobrada” de calibre, este año oscila entre los 50 y 60 milímetros, mientras que el comercio pide fruta a partir de los 60.
“Hacemos dos cestos de pera pequeña y uno de buena, estamos cosechando un 30% de fruto bueno respecto a un año normal”, señala Gardeñes. En el caso concreto de su finca, este año prevé cosechar unos 7.000 kilos de peras que cumplen el calibre comercial por hectárea, mientras que en los otros años podían ser 24.000. Por todo, asegura que esta es la “peor campaña” de la pera que vive en los más de 20 años que es payés y alerta de que puede que este año haya centrales frutícolas que solo entren un 20% o un 30% de los kilos respecto a un año normal.
Buena parte de la cosecha tendrá como destino la industria
Las peras que no han crecido lo suficiente se destinan a cremogenados, es decir, a hacer puré de fruta, con un precio de venta muy inferior al del consumo en fresco. El precio de la fruta comercial se prevé “bueno”, pero no compensará la bajada drástica de la producción, así como tampoco resarcirá del encarecimiento de los combustibles y de los abonos. Por el contrario, el hecho de tener que estar midiendo la fruta en las fincas para comprobar si llega al calibre mínimo aumenta el tiempo de cosecha, a pesar de que se recogen menos kilos.
Así, en un terreno de 1,5 hectáreas que otros años se cosechaba en poco más de dos días, este año habrá que destinar un día más de trabajo. La campaña de la pera se alargará hasta principios de septiembre. Las previsiones oficiales auguran una producción de 96.950 toneladas de pera en la provincia de Lleida, un 24% menos que el año pasado.