ESNOTICIA
Una veintena de frutícolas en ERTE y se espera un alud al acabar la recogida
En junio ha habido casi 1.600 altas menos a la Seguridad Social en el sector agrario
Las heladas de primavera arruinaron el 70% de la fruta de hueso de Lleida y, con ella, miles de empleos en el sector. De momento, la Generalitat ha tramitado una veintena de ERTEs y espera un alud cuando acabe la recogida en campo. Solo en junio, se han registrado casi 1.600 menos altas a la Seguridad Social que el año pasado.
Hasta seis grados bajo cero, durante horas varios días seguidos a comienzos de abril. Estos datos que podrían no significar nada para muchos han sido la combinación explosiva que ha arruinado el 70% de la producción de fruta de hueso, además de buena parte de manzanas y peras de Lleida. Pero también han destruido miles de empleos, fundamentalmente de temporeros, aunque también de personal habitual de las empresas frutícolas, sean de producción o de centrales de manipulación. De momento, el departamento de Empresa y Trabajo ha registrado una veintena de expedientes de regulación temporal de empleo (ERTEs) presentados por compañías o agricultores que afectan a 97 trabajadores fijos.
El director de los servicios territoriales de la conselleria, Vidal Vidal, explica que se presentaron bastante al principio de la campaña. Pero teme que al final de la cosecha, entre los meses de septiembre u octubre, se pueda registrar un alud de este tipo de expedientes. La situación es clara: si escasea la fruta, también lo hace el empleo temporal en verano y el fijo en invierno.
Porque si el desastre de las heladas es espectacular en melocotones y nectarinas, el frío y las hasta ahora siete tormentas de pedrisco también han pasado factura a la cosecha de fruta de pepita, que se calcula que será la peor en cinco años. Las previsiones oficiales prevén un 29% menos kilos de manzana que el año pasado, mientras que la reducción se estima en un 24% en el caso de la pera en Lleida.
En el primer semestre del año, la contratación en el sector agrario ha caído en la provincia un 37% frente al mismo período de 2021, con el registro de 14.287 contratos en total, en el que se incluyen todas las actividades del campo en la demarcación, según datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), conocido aún por muchos como el antiguo Inem.
Por comarcas, el descenso más importante se registra en La Noguera (-52% y 1.289), seguido de Les Garrigues (-36% y 722), Pla d’Urgell (-14% y 1.892), Segrià (-26% y 18.160) y Urgell (-14% y 668), a tenor de los datos del SEPE y analizados por la máxima responsable del Servei d’Ocupació de Catalunya (SOC) en Lleida, Maria Jesús Marvà. Recuerda los cambios introducidos en la contratación con la reforma laboral y considera que un dato que refleja fielmente el empleo es el de las altas a la Seguridad Social.
Por poner un ejemplo, en junio se registraron 5.414 en el sector agrario de la provincia, 1.571 menos que el año pasado.
Plan de ayudas de 40 millones para salvar el sector
Las heladas de abril han sido históricas y la respuesta de apoyo al sector también debía serlo. El Govern destinará 40 millones de euros en ayudas a los sectores de la fruta dulce y la almendra. La conselleria de Acción Climática habilitará 32 millones de euros para las explotaciones afectadas y la previsión es pagar la mitad de las ayudas este año y la otra mitad en 2023.
Empresa y Trabajo, por su parte, articulará una línea de 8 millones para centrales frutícolas y cooperativas, que se pagará durante ese año. El objetivo es inyectar liquidez en el sector para que pueda llegar a la próxima campaña. Para las explotaciones de fruta dulce con seguro contratado, el importe de la ayuda será de 2.340 euros por hectárea en zonas sin limitaciones naturales, y de 3.695 euros/ha en zonas con limitaciones naturales.
Por lo que respecta a la almendra, oscilará entre los 304 y los 1.736 euros/ha. En el caso de las explotaciones no aseguradas, estos importes se reducirán a la mitad. Habrá un importe máximo de ayuda de 100.000 euros/explotación, con la limitación del 90% de las pérdidas o del 80% de las pérdidas, en función de si está en zonas de limitaciones naturales o no, respectivamente, una vez restado el importe de la indemnización del seguro en las explotaciones aseguradas.