RECURSOS
Greenpeace denuncia que el 34% de la masa de agua de la Cuenca del Ebro está contaminada y más del 5% sobreexplotada
Un informe sostiene que el 87% de las reservas subterráneas que se extraen al año son para uso agrarias y ganaderas
Greenpeace denuncia que el 34% de la masa del agua de la Cuenca del Ebro se encuentra en mal estado química y que el 5,7% está sobreexplotada. La entidad ha presentado este martes los resultados de un informe que hace una radiografía de las más de 800 masas de agua subterránea que tiene España, señalando "el problema creciente" de las reservas. Según el análisis, de los 576 hm3 de agua que se extraen al año de aguas subterráneas en esta cuenca, el 87% es para uso agrario y ganadero. De hecho, señala también que estos dos usos son precisamente los principales focos de contaminación. También carga contra la proliferación de macrogranjas, que "ha jugado un papel fundamental en esta situación tan negativa".
Al lado de la agricultura intensiva y la ganadería industrial destacan la afección de elementos químicos a zonas puntuales, en focos localizados, a causa de la existencia de suelos contaminados por industrias ya abandonadas, vertedores o procedentes de filtraciones de los tanques de gasolineras. Así, el 26% de las masas de agua subterránea de la Cuenca del Ebro tienen presiones "significativas" de este tipo.
En términos generales, el informe apunta que el 27% de las masas de agua subterránea en España se declara en mal estado cuantitativo, es decir, se extrae más agua de la que es capaz de reponer el ciclo natural. Además, el 30% se encuentran en mal estado químico. Por otra parte, su abandono hace que el 22% no disponga de un sensor que mida la evolución del nivel del agua y que permita conocer con detalle su estado cuantitativo.
Según Greenpeace, es "evidente" que se ha llegado a esta situación "tan grave" por la mala gestión de sus responsables: el Estado, las comunidades autónomas, la oligarquía del campo, los sindicatos de regantes, así como las grandes empresas constructoras y distribuidoras. Por eso, la entidad urge a superar la política hidráulica tradicional y abordar una verdadera transición hidrológica justa que responda al actual contexto de cambio climático; reducir el consumo de agua; cerrar los pozos ilegales, implementar regímenes de caudales ecológicos científicamente establecidos; así como incluir la ciudadanía en la gestión de este recurso.