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AGRICULTURA FRUTICULTURA

Payeses de Lleida vuelven a apostar por fruta de pepita en detrimento del hueso

Los agricultores de Lleida dispararon las plantaciones de melocotones y nectarinas, hasta superar las 20.000 hectáreas. Sin embargo, en los últimos años esta superficie va a la baja y ahora payeses recuperan la producción de manzana y pera. Permite diversificar su actividad y, además, alargar y estructurar sus campañas.

Torres de Segre es una de las poblaciones en las que se están haciendo plantaciones de miles de manzanos y perales

Torres de Segre es una de las poblaciones en las que se están haciendo plantaciones de miles de manzanos y peralesAMADO FORROLLA

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Lleida era conocida décadas atrás como una verdadera especialista en la producción de peras y manzanas, una situación que ha cambiado en las últimas décadas, en favor de la fruta de hueso. De hecho, en 2016 se llegó a una superficie máxima dedicada a estas frutas de hueso, con 10.959 hectáreas de melocotoneros y 9.232 de nectarinos, según los datos oficiales de la conselleria de Acción Climática. El auge de estas frutas suponía la caída de la superficie de manzanos y perales.

Por ejemplo en 2006 representaban 10.223 y 15.580 hectáreas, respectivamente. Pero los últimos datos del departamento que dirige Teresa Jordà sitúa el año pasado en 6.420 de manzanos y 9.318 de perales. El cambio se debió en gran parte a un mercado que primaba los resultados de la fruta de hueso y se llegó a plantar incluso en zonas en las que quizás no eran las más adecuadas para ello, explica el ingeniero técnico agrícola Francesc Xavier Miarnau.

Después de años con unos resultados ruinosos, las últimas campañas han recuperado cotizaciones, pero en buena parte debido a que las cosechas han sido muy cortas, en especial la del verano pasado debido a las heladas de comienzos de abril. Todos estos factores han llevado a un nuevo interés por la plantación de manzanos y perales. No se trata, explica Miarnau, de abandonar la fruta de hueso, sino de apostar por buscar la mejor opción en función de zonas y fincas.

También permite a los agricultores alargar las campañas, comenzando con fruta de hueso más temprana y acabando con manzanas o peras de recolección muy posterior. Una apuesta por la renovación que requiere de inversiones importantes. Por ejemplo, Miarnau está llevando a cabo estos días la plantación de 20.000 frutales en sistema intensivo, con entre 2.500 y 3.000 árboles por hectárea.

Requiere de una inversión que fácilmente llega a los 50.000 euros por hectárea, sin tener en cuenta el valor del propio terreno. Solo los plantones pueden representar de 9.000 a 12.000 euros por hectárea, a los que hay que sumar los propios costes de plantarlos, más la protección de los árboles jóvenes frente a los conejos y los sistemas antigranizo, con unos 22.000 euros, otros 5.000 en caso de apostar por el riego por goteo y los entre 7.000 y 8.000 si se incluye el riego por aspersión como fórmula para intentar minimizar daños por heladas. A estos cálculos, habría que incluir la inversión en la propia compra de la parcela o el arrendamiento de las tierras por parte del fruticultor.

Francesc Xavier Miarnau, ayer en una de las fincas plantadas en sistema intensivo.

Francesc Xavier Miarnau, ayer en una de las fincas plantadas en sistema intensivo.AMADO FORROLLA

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