BARCELONA
La unidad de los agricultores de Lleida marca una jornada para la historia en el sector
Ni la salida aún de noche ni la niebla impidieron que un millar de tractores de toda la provincia se plantaran en Barcelona
La gente les apoyó durante todo el camino y a la llegada a la capital catalana
Barcelona recibió aplaudiendo y vitoreando a los agricultores.
Más de 2.000 tractores de toda Catalunya llegaron ayer a Barcelona, según confirmó Unió de Pagesos. De estos, unos 1.400 eran de las comarcas de Lleida, desde el Pirineo hasta el llano de Lleida y la Franja. Consiguieron colapsar la A-2 y también los accesos a Barcelona. Así, era una voz unánime entre los agricultores reconocer que la de ayer fue la movilización de mayor envergadura que ha vivido la agricultura catalana.
De hecho, ayer no se hablaba de sectores de la leche, ni del cereal, ni del aceite, sino de la agricultura en mayúsculas y de forma unitaria. Las conversaciones, las pancartas y los gritos apuntaban directamente contra el exceso de burocracia a la que se ve sometido el agricultor; contra el reducido margen de beneficio de sus productos; contra la competencia desleal de la agricultura de fuera de la comunidad europea, pero, sobretodo, contra la política agraria comunitaria. Los agricultores están al límite y además, con dos años consecutivos de sequía a la espalda, admiten que están a las puertas del cierre de muchas explotaciones.
Los ánimos ante la crisis eran en cambio muy dispares: para algunos, como Jordi Reig, agricultor de Torregrossa, “de la movilización no sacaremos nada, los políticos pasan de nosotros”. Para otros, la movilización será clave: “Nos hemos movido mucho y tengo la esperanza de que servirá para algo”, apuntaba Xavier Bigordà, de Les Borges Blanques.
La de ayer fue una jornada dura para los agricultores de Lleida. Salieron a las 7 de la mañana de Fondarella por la A-2 a oscuras y con niebla. En cada entrada de la autovía se iban añadiendo tractores a la marcha, algunos con aperos agrícolas y más de uno con la carreta cargada de purines. Lo cierto es que fue una marcha lenta, con continuos cortes por el colapso de la autovía. Se mezclaban los tractores con los usuarios habituales de la carretera.
A las 11 de la mañana alcanzaban el Bruc los primeros tractores, y a las 3 de la tarde, 4 horas después, todavía seguían llegando algunos. De la misma forma, los primeros vehículos de la A-2 entraron en Barcelona sobre las 16 horas, mientras que a las 19 horas continuaban llegando. De hecho, muchos ya llegaron con la intención de pasar la noche en Barcelona. Tanto en los puentes a lo largo de la carretera, como entre los usuarios de la vía y en la misma entrada a Barcelona, los agricultores recibieron el apoyo unánime de la gente. En Castellolí los alumnos de colegio La Passera les animaron desde un puente. Aparcados a lo largo de la Diagonal de Barcelona, la maquinaria agrícola hizo las delicias del público infantil, que aplaudía sorprendido ante una imagen inédita.
La mayor parte de las pancartas, contra el exceso de burocracia
Buena parte de los tractores que participaron ayer en la marcha hasta Barcelona llevaban pancartas. La gran mayoría estaban dedicadas al exceso de burocracia: La burocracia europea, a la hoguera; La burocracia nos ahoga; Hasta los huevos de tanta burocracia; Digamos basta a la burocracia. Algunas también fueron dedicadas a los políticos: Antes los burros ayudaban en el campo, ahora son los que mandan. Finalmente, algunas de las leyendas estaban centradas en la situación al límite de la agricultura: Si el campo no produce, la ciudad no come; Agricultor arruinado, territorio quemado; Nuestro final, vuestra hambre; Sin el sector primario, vuestras neveras serán un armario. Cabe remarcar que muchos de los tractores iban equipados con aperos; incluso algunos llevaban carrozas cargadas con estiércol.