El agua dispara el precio de la tierra con cotizaciones de más de 30.000 euros/ha

El mercado inmobiliario agrícola se está calentando en Lleida a un ritmo acelerado en los últimos años tras haber irrumpido como factores clave la accesibilidad al agua y la garantía de su suministro, cuyo peso se ha intensificado precisamente como consecuencia de la escasez que se ha dado en el abastecimiento a las explotaciones agropecuarias.suministro,

“El acceso al agua y la garantía de su suministro se han convertido en factores clave para la inversión en agricultura, especialmente en Catalunya, por la sequía”, explica Regino Coca, responsable de Cocampo, la principal inmobiliaria del Estado especializada en suelo rústico, quien llama la atencion sobre un aspecto esencial: “no son dos factores sino uno. El inversor solo valora la combinación de ambos”.

Esa tendencia está teniendo reflejos tanto en el volumen de transacciones que se están dando en Lleida, que supera las 33.000 en una década y alcanza registros que no se daban desde la fase punt de la burbuja inmobiliara, como en las valoraciones que se manejan, estabilizadas por encima de los 20.000 euros por hectárea, tendentes a los 30.000 y que ya llegan a superar los 50.000 cuando la finca dispone de una balsa que garantice el suministro.La Estadística de Transmisiones de Propiedad del INE (Instituto Nacional de Estadística), cifra en 32.844, con un pico de 3.774 en el año posterior a la pandemia y un valle de 2.892 en 2023, el número de fincas rústicas que cambiaron de mano en Lleida entre 2014 y 2023.Para encontrar ejercicios con volúmenes similares de operaciones inmobiliarias hay que remontarse a los dos últimos años de inflado de la burbuja inmobiliaria que explotó hace tres lustros, el 2007 y el 2008, con 3.826 y 2.941.

Una de las principales causas de ese aumento de las transacciones se halla en el elevado número de transmisiones por herencia, que alcanza una media de 5.630 en los últimos diez años y que a menudo deriva en la salida al mercado de fincas, o más bien de paquetes de ellas, que los descendientes de los propietarios no tienen intención de cultivar y que los compradores adquieren en bloque.El otro rasgo característico de los últimos años es un claro aumento de los precios que, además, está teniendo consecuencias en el censo agrario al actuar de manera simultánea como incentivo para el abandono de la actividad para el pequeño agricultor y como obstáculo para la incorporación: el interés de los primeros por vender tierra y las dificultades de los segundos para comprarla crecen en paralelo.

Portales inmobiliarios como Cocampo registran en Lleida ofertas de venta de 45.000 euros por tres hectáreas de almendros con riego (a 15.000 cada una) en Castelldans, de 22.000 por tres parcelas que suman una en Benavent u otra de cinco de pasto arbustivo que se va a los 282.300 (56.460 por hectárea) en Les Borges, en este caso la finca con una vivienda dentro.

En Idealista, una finca de 17 hectáreas de terreno no urbanizable y con una masía necesitada de rehabilitación en Lles de Cerdanya sale por 495.000 euros, a más de 29.000 por hectárea, y en AgroAnuncios el regadío se acerca a los 27.000 euros por hectárea en Agramunt (80.000 por tres), supera los 40.000 en Alcoletge y pasa de 56.000 en Tornabous (450.000 por ocho) para una finca equipada con balsa.

Mientras tanto, la cotización de la tierra de secano cae a horquillas de los 3.000 a los 6.000.Los precios en las zonas de regadío de Lleida son similares a los de comarcas cercanas como la Llitera y el Baix Cinca, donde rondan las 25.000 para la tierra con acceso a agua.En ese ‘calentamiento’ del mercado inmobiliario rural, al que no es ajena la fórmula del arrendamiento, confluyen factores como la entrada y expansión de empresas dedicadas a cultivos intensivos que tiran al alza de los precios en función de la garantía de suministro de agua de las parcelas, y también de su tamaño por la facilidad para trabajarlas.