Lleida estrena la primera finca con cultivos y energía solar y hay proyectos para dos más

Lleida ha estrenado la primera finca agrícola que une cultivos y energía solar. Se trata de la instalación agrovoltaica experimental que el Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA) ha construido en Mollerussa. Combina frutales y una estructura metálica con paneles fotovoltaicos diseñada no solo para generar electricidad, sino también para proteger los árboles. A esta instalación pionera se suman proyectos para otras dos, ambas en tramitación en la comarca del Urgell, mientras que la Generalitat ha establecido normas para regular futuras instalaciones de este tipo.

La finca experimental de Mollerussa tiene una extensión de 2.880 metros cuadrados con manzanos de las variedades golden y gala. En ella se prueban dos tipos de instalaciones solares: una con paneles traslúcidos que permiten el paso de la luz solar y otra con placas fotovoltaicas móviles, cuya orientación varía para dosificar la luz que reciben los árboles. Así lo explicó ayer el jefe de programas de fruticultura del IRTA, Luís Asín. En total, se han colocado un total 322 paneles fotovoltaicos, a una altura de entre cuatro metros y medio y cinco metros y medio metros de altura.

Una vez en funcionamiento la finca experimental de Mollerussa, los investigadores estudiarán cómo la sombra que proyectan los paneles solares afecta la humedad del suelo y la producción de la fruta. Según Asín, este estudio permitirá conocer si la sombra ayuda a reducir la temperatura y crear un microclima beneficioso en episodios de calor, cuando el árbol sufre más estrés. Asín remarcó que este se podrán conocer los primeros resultados de este plan piloto, de cinco años.

La directora general de Cambio Climático y Calidad Ambiental, Mireia Boya, visitó la finca experimental y explicó que este proyecto, cuyo coste asciende a los 813.389 euros, está financiado por Fons Climàtic. Este, a su vez, se nutre del impuesto sobre las emisiones de los vehículos. Supone una recaudación de cincuenta millones de euros al año, que se destinan a proyectos de mitigación y adaptación al cambio climático. Por su parte, la directora general de Agricultura y Ganadería, Elisenda Guillaumes, destacó la importancia del “agrovoltaismo” como herramienta para hacer compatible la producción de alimentos con la de la energía.