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Revienta la burbuja de las macroplantaciones de almendros, en manos de fondo de inversión

Los fondos de inversión empiezan a abandonar explotaciones a raíz del gripado de un negocio cuyas previsiones de rentabilidad han caído

Torrons Vicens ha iniciado ya su actividad en el Segarra-Garrigues plantando varias hectáreas de almendros en Vilagrassa.

Lleida

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Caen las macroplantaciones de almendros en las comarcas de Lleida, en manos de fondos de inversión, plantaciones que tocaron techo en el año 2022 cuando la almendra marcona llegó a un precio por encima de los siete euros el kilo, la llargueta estaba en más de cinco y la comuna estaba en torno a los cuatro euros. Después de esta subida vino la bajada, que situaba los precios por debajo de los cinco, los cuatro y los tres, respectivamente.

“Los fondos de inversión van a buscar beneficios rápidos, a buscar rentabilidades inmediatas, y si no las consiguen, se van”, explica Bernardo Funes, responsable del sector de Fruta Seca de la organización agraria COAG. Señala que “las expectativas sobre los precios eran muy altas, pero no se han cumplido y hoy, cuando han quedado a cuenta de las cotizaciones internacionales, se quedan por debajo de los costes de producción para la de regadío. Hoy las macroplantaciones, con las elevadas inversiones que requieren, hace que ya no sean rentables”, señala Funes.

El desembarque de los inversores en la almendra empezó los años 2017 y en el 2018, cuando la cotización de variedades como la llargueta y la marcona rondaban los cinco euros por kilo y la de la comuna no solía bajar de los cuatro.

Crisis de consumo y precios estancados

"Los costes de producción se han disparado y los precios se están moderando, y la cosa no parece que irá mejor, ni a medio ni a corto plazo. No sé cómo se comportarán los precios, pero todo indica que, al menos en el 2024, no tendremos precios al alza", aseguraba María José Llopis, vicepresidenta de SAB-Almendrave, a la Agrupación de Exportadoras de Almendra y Avellana de España, al encuentro de exportadores celebrado hace unos días en Badajoz, en un criterio que comparte con el otro vicepresidente de la entidad, Gaspar Alapont, que advirtió que “podemos prever que los precios actuales se mantengan al menos hasta la floración de la campaña 2025/2026”. "Estamos ante una crisis de consumo que se une a un exceso de oferta en los EE.UU." apuntó Joan Fortuny, del grupo De Prado Almonds.

Caída de la superficie y menos consumo de agua

La caída de la superficie dedicada a este cultivo superó, el año 2022, las 1.400 hectáreas. Sólo en Lleida. Cayó hasta las 3.913 hectáreas totales, lo que significa una caída del 27%.

Esta caída implica consecuencias, y una es en lo referente al consumo de agua. Como las grandes empresas de la almendra cierran, dejan de exigir una agua que, en el caso de la almendra, requiere hasta el triple de agua que lo que necesita, por ejemplo, la fruta de hueso. Según Joan Girona, investigador sénior del Programa Uso Eficiente del Agua en Agricultura del IRTA, "El cultivo del almendro, como todos, requiere transpirar mucha agua para producir alimentos. De hecho, almendros con disponibilidades de agua muy por debajo de su demanda son altamente ineficientes".

Por poner cifras, la caída del 27% de la superficie dedicada a la almendra equivale a liberar más de 12,5 hectómetros cúbicos de agua, ya que la demanda de cada hectárea de almendro de regadío supera los 9.000 metros cúbicos por campaña, muy por encima de las frutas de hueso (6.000) y de los riegos de apoyo a la fruta seca (2.000).

Un riego de goteo para un almendro necesita diariamente siete litros de agua, mientras lo habitual en el melocotón es acercarse a los dos.

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