SEGRE

¿Qué presión demográfica genera la campaña de la fruta en las poblaciones del Baix Cinca y Lleida?

Fraga va inaugurar ahir un allotjament amb capacitat per a 40 persones per acollir de manera transitòria temporers a la recerca de treball.

Un grupo de transeúntes que buscan trabajo, ayer al lado de la estación de autobuses de Fraga
JORDI ECHEVARRIA

Lleida, Lleida

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La entrada en las épocas estivales en el llano de Lleida y a zonas del Baix Cinca, en Aragón, significan también el inicio de la campaña de la fruta y, por lo tanto, la llegada masiva de temporeros y temporeras que vienen a trabajar por la campaña de la fruta. Vienen de todo el estado y después de salir de la campaña de la fresa (en Huelva y Jaén, principalmente) y de la naranja (Comunidad Valenciana) que ya han llegado a la recta final.

Y con los temporeros llegan algunas problemáticas que se repiten año tras año: personas deambulando por la calle, campamentos ilegales y servicios municipales desbordados.

El alcalde de Lleida, Fèlix Larrosa, abrió el melón de la polémica asegurando que tenía constancia de que ayuntamientos del sur de España pagaban el viaje a los temporeros para que fueran hasta Lleida.

Lo cierto es que, desde hace unas semanas se repite una imagen que es cíclica y anual: asentamientos de personas en la ciudad de Lleida, que este año no sólo han aparecido en el Centro Histórico, sino también en barrios como Balàfia. Lo explicaba hace poco Sònia Espín.

Lo que también se repite cíclicamente cada año en la ciudad de Lleida son las críticas y reproches entre unos y otros. Los que son a la oposición acusan a los que mandan no tener ningún plan, mientras los que mandan se apresuran al demostrar que ellos sí que actúan y tenían un plan.

Y entidades como Fruita con Justicia Social denuncian recurrentemente unos y otros de, precisamente, no tener ningún tipo de plan para estas personas.

Capítulo aparte merecería el caso del albergue para temporeros de la ciudad de Lleida, que parece que, también cíclicamente, aparece y desaparece de encima de la mesa según se mueven los calendarios electorales.

Como sea, Lleida acaba de abrir de nuevo el pabellón de la Feria dedicado a alojar a los temporeros, que hace la función de albergue, y que se estrenó con tensión ya que algunas personas que querían dormir se quedaron a fuera. Lo explicaba Santi Costa Domingo.

Pero se trata de un tema que no sólo afecta a Lleida presuroso, sino a la mayoría de poblaciones del llano de Lleida y también poblaciones del Baix Cinca, ya en Aragón. Estos pueblos ven año tras año desbordados sus servicio sociales por la llegada en massa de esta gente que llega para trabajar.

Rosa Pujol, alcaldesa de Aitona, explica que en su población duplicarán los habitantes, y Josep Antoni Romia, alcalde de Seròs, dice que ya hace días que hay personas durmiendo por las calles. En Fraga Càritas y el ayuntamiento pone en marcha cuatro viviendas prefabricadas porque el albergue se ha desbordado. Lo explicaba Eduardo Bayona en este reportaje.

Pero el titular de este artículo hablaba de la presión demográfica. Hay consenso que de mayo a septiembre la población en el Baix Cinca, que tiene una población estable de 25.000 personas, crece entre 8.000 y 10.000 personas. Y en el Segrià, el Pla d'Urgell, lo Urgell, las Garrigues o la Noguera, crece hasta entre 20.000 y 25.000 personas.

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