AGRICULTURA INVESTIGACIÓN
La tecnificación puede bajar a la mitad el agua en manzanos
Según el IRTA, las necesidades pueden pasar de 69 litros por cada fruto a 31
Destaca la necesidad de sistemas fáciles de usar
Sin agua no hay alimentos, pero en momentos de sequía lo primero que se restringe es la destinada a su producción. Todo a pesar de que su traslación a la industria convierte a la agroalimentación en el puntal en Catalunya. De hecho, representa el 19% de todo el PIB industrial en Catalunya. Así lo explica Joan Girona, investigador senior del Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA) en la última Memoria Económica de Catalunya 2023 de las Cámaras de Comercio. En este contexto, con una población mundial creciente, como sus necesidades alimentarias, y el cambio climático es necesario apostar por sistemas para producir más con menos agua. Girona pone el ejemplo de los requerimientos de agua analizados por el IRTA para producir una manzana. Si se decide un riego quincenal sin programación, serán necesarios 69 litros de agua. Sin embargo, si se apuesta por riegos localizados con sensores, entre otras tecnificaciones, se podría reducir a 31. Una cifra que incluso llegaría a ser inferior en nuevas variedades con necesidades hídricas inferiores.
En este sentido, Joan Girona defiende que la tecnificación del campo representa una oportunidad, pero advierte que debe ser una tecnología de fácil utilización y pone como ejemplo los teléfonos móviles, al alcance del uso de prácticamente cualquier persona.Además, Girona considera que Lleida tiene una gran oportunidad en ese campo teniendo en cuenta que tiene la mayor concentración de regadíos de Catalunya y una de las líderes en el caso del Estado. A ello suma el hecho de la experiencia, la investigación y desarrollo, las empresas del sector del agua y los emprendedores digitales en Lleida. Asimismo, destaca la importancia de otros regadíos cercanos a Lleida, por una parte los aragoneses y, por otra los de Tarragona.Asimismo, Joan Girona destaca que hay que tener en cuenta que la agricultura no ha de ser considerada consumidora de agua, porque la práctica totalidad del agua que se administra a los campos se devuelve por los procesos de evaporación y transpiración.