LA POBLA DE CÉRVOLES
El grupo Tomàs Cusiné urge a la Generalitat la conexión con el riego para salvar Garrigues
Con el Segarra-Garrigues para asegurar el futuro de la economía de la zona de El Vilosell y la Pobla de Cérvoles
En los tres últimos años de sequía se han muerto un 20% de viñas, en especial las antiguas
La sequía está pasando una dura factura en la agricultura de las zonas de Les Garrigues que carecen de riego, desde el almendro a los olivos pasando por los viñedos. Tomàs Cusiné, el propietario del grupo bodeguero del mismo nombre, urge a la Generalitat la conexión con el canal Segarra-Garrigues para salvar no solo los viñedos, advierte, sino la actividad agrícola, la economía y el entramado social de la zona, de poblaciones como El Vilosell o La Pobla de Cérvoles. De hecho, en breve, en el mes de septiembre, está previsto que la Comunidad de Regantes de El Vilosell haga una petición formal a la Generalitat en este sentido. Cusiné afirma que la situación con la falta de precipitaciones y años de sequía es “simplemente un drama, una catástrofe total” que se debe afrontar. Explica que es clave poder conseguir que una tubería del canal Segarra-Garrigues llegue hasta El Vilosell para poder garantizar las producciones. Sería una infraestructura con unos diez kilómetros de tubería. Luego, para llegar a La Pobla de Cérvoles sería necesaria una tubería adicional de unos 4 a 5 kilómetros y un sistema de bombeo para poder llevar el agua. “Tenemos concesiones, tenemos instalaciones, incluso una bomba preparada, pero nos falta el agua”, explica Cusiné.
La grave situación generada por la sequía se traducirá en sus 85 hectáreas de viñedos vendimiar apenas un 15% de lo que podría considerarse el potencial productivo en condiciones normales. El suyo, advierte, no es un caso particular “nos toca a todas las bodegas de secano, pero también a quienes tienen fincas de olivos o almendros. El agua es clave para el futuro de la economía y la sociedad de la zona”, alerta. “Sin agua, muchas empresas pueden acabar desapareciendo en cinco años”, alerta. En los últimos tres años calcula que la falta de precipitaciones ha supuesto una mortalidad del 20% de las viñas, en especial las viejas, con unos daños que, advierte, son acumulativos. El subsuelo está muy seco y las cepas de más edad carecen del alimento suficiente para poder garantizar su subsistencia.En este contexto, el grupo Tomàs Cusiné está comprando uva en la zona de la Denominación de Origen Costers del Segre para hacer frente a las necesidades de producción de sus bodegas. “Siempre buscando y garantizando la calidad e intentando que la máquina no pare”, apunta en referencia a la actividad empresarial.
Cuarenta años de vendimias que en esta ocasión comienza pronto
La vendimia en la que se encuentra inmerso el grupo Tomàs Cusiné es la número cuarenta. En esta ocasión, y debido a las altas temperaturas, ha comenzado con adelnato con respecto a lo que puede considerarse normal y está previsto que pueda acabar con las últimas variedades de uva a principios del mes de octubre, hacia el día 10, según las estimaciones de su propietario.La calidad de la poca uva que se está vendimiando, del orden de un 15% de su potencial en condiciones óptimas, es muy buena. La falta de precipitaciones penaliza el volumen de producción, pero al mismo tiempo se traduce en ausencia de problemas sanitarios en las vides, como puede ser el caso del Míldiu.El problema del hundimiento de la producción de los viñedos por la sequía no es únicamente de Lleida, sino que se repiten en El Priorat o la Terra Alta por poder algunos ejemplos.