Huevos frescos de proximidad

El confinamiento por la Covid en 2020 animó a Pere Roca, vecino del Alt Urgell, a poner en marcha un pequeño negocio de venta de huevos de proximidad. Explica que siempre habían tenido gallinas en el huerto de su casa, pero solo para consumo familiar. Una vez se levantaron las restricciones decidió arrancar el proyecto y, un año después, ya tenía 350 animales, una cantidad que consideraba el mínimo necesario para una explotación viable. La comercialización de los huevos desde entonces ha sido, básicamente, sin intermediarios, puerta a puerta y consiguiendo nuevos clientes gracias al boca a boca.

Ahora ha dado un paso más para consolidar su negocio, ampliando el número de gallinas hasta 800 para satisfacer la demanda de la quincena de comercios y restaurantes a los que vende huevos en La Seu d’Urgell. “Siempre me ha gustado la naturaleza, estar en espacios abiertos, y la gallina es un animal de manejo bastante fácil”, comenta Roca, que ve en ser su propio jefe una gran ventaja. Además, dice que el trabajo le ofrece cierta flexibilidad horaria, aunque las gallinas deben seguir unas rutinas y, por lo tanto, es necesario adaptarse a ellas.

Su modelo se basa en que las gallinas puedan estar en libertad dentro de un espacio abierto situado en Calvinyà, dentro del municipio de Les Valls de Valira. Esto implica ir rotando los campos, ya que la base de su alimentación es la hierba, además de los insectos que puedan encontrar en esta zona boscosa. Para complementarlo, también consumen un pienso granulado que incorpora los nutrientes que necesitan.

Este joven granjero, de 28 años de edad, defiende que su prioridad es mantener la calidad del producto que vende y, por lo tanto, no se plantea que su negocio acabe convirtiéndose en una macrogranja. Todo ello, teniendo en cuenta que su objetivo es poder obtener un salario y cubrir gastos. Considera el exceso de burocracia como una de las mayores dificultades.