Una comunicadora nata

Magda Costafreda Piqué, residente en la Llar Terres de Ponent desde el año 2008, en la que desde entonces considera su casa, hizo llegar a Cercle una fotografía de la calçotada que tuvo lugar en el centro el día 10 de marzo, con una nota en la que expresaba su alegría porque, después de un año difícil de confinamientos muy severos, habían podido celebrar la fiesta que denominaron Calçotada Covid Free y que era la primera jornada en qué reemprendían cierta normalidad, “eso sí, con todas las medidas de seguridad”, según explicaba en su escrito.

Magda es una asidua lectora de SEGRE y, periódicamente, nos hace llegar algunas de las actividades que realizan en el centro, ya que, según sus palabras, “me gusta mucho escribir sobre las experiencias que vivo, comunicar a otras personas mis sentimientos y mostrar mi agradecimiento, así como mantener la tradición de escribir cartas y enviarlas. También me encanta ver publicadas en el diario las noticias que les remito”.

Nuestra lectora, que nació en Lleida el año 1943, explica que tuvo una infancia muy feliz y que desde muy temprana edad sintió la llamada de la lectura y la escritura. Cuenta que de niña se aprendió la poesía El campanar de Lleida de Magí Morera. “Aún hoy en día la recito siempre que se me presenta la oportunidad, ya que soy una enamorada de la Seu Vella, monumento que visitaba junto a mis amigos y del que nos conocíamos todos los recovecos”, afirma.

Según nos cuenta, ha tenido una vida muy plena: “Estudié enfermería y empecé a trabajar en el Hospital General Moscardó, hoy Arnau de Vilanova, estaba en la planta de maternidad y me gustaba mucho mi trabajo. Más tarde, en el año 1970, me casé y abandoné mi profesión pero no mis actividades, ya que dediqué parte de mi tiempo al voluntariado y, desde entonces, no he parado de participar en diversas iniciativas en diferentes asociaciones, asistiendo a clases de formación para adultos u organizando eventos con la asociación Dones del Pla de l'Aigua".

Magda recuerda con cariño a su familia: “Soy la segunda de tres hermanas de una familia trabajadora en la que padres, abuelos e hijas compartíamos conversaciones, juegos de mesa y complicidades.” Este ambiente familiar lo ha encontrado también en la Llar Terres de Lleida de Ponent, “donde la vida me llevó a tomar la decisión de ingresar y donde me siento muy segura y protegida, con grandes profesionales que nos han cuidado y mantenido animados durante este infausto año de pandemia”, relata, y no quiere despedirse sin mencionar que el próximo martes 27 de abril, festividad de la Mare de Déu de Montserrat, en la Llar volverán a cantar el Virolai, que, por iniciativa suya, lleva ya muchos años entonándose en el centro de la capital del Pla d'Urgell.

UN ESPÍRITU INQUIETO

Magda dice que, a pesar de su amor por la lectura y la escritura, le gustaría saber pintar y dibujar

ACTIVIDADES

Un año de pandemia en la Llar Terres de Ponent de Mollerussa

Cristina Puigventós, educadora social de la Llar Terres de Ponent y “mensajera” de Magda Costafreda, ya que es ella la que envía los correos electrónicos con sus escritos, destaca “la confianza que todas las familias y residentes han puesto en el equipo durante este año difícil” y cree que esto ha sido posible gracias a la buena comunicación y la transparencia que el centro ha tenido con todos ellos.

Destaca que “hemos grabado vídeos para enviar a los familiares mostrando el día a día en la Llar y, pese a las dificultades que para todos ha supuesto la pandemia, hemos continuado con las diferentes actividades, eso sí, en formatos más reducidos”, añade.

“El compromiso y la responsabilidad de todo el personal, tanto dentro como fuera del centro, ha sido uno de los pilares básicos con los que hemos trabajado”, explica, y subraya que, “a raíz de la pandemia, los residentes han experimentado un cambio en sus prioridades que les ha llevado a un positivo crecimiento personal”.