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Senterada vuelve al 'cole'

Guillermina Subirà ha comisariado una exposición sobre la escuela de la localidad
del Pallars Jussà || Una historia que se inicia en 1845 y acaba en 1972

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Por qué una escuela en Senterada? Es la pregunta que se hizo Guillermina Subirà, vecina desde hace 16 años de la localidad del Pallars Jussà, cuando un amigo le comentó que el Camí del Lluçà por el que estaban paseando era el que recorría habitualmente para ir al colegio. Una cuestión que llevó a Subirà a iniciar un exhaustivo trabajo de recabar documentación e investigación que ha dado sus frutos en la exposición Escoles del municipi de Senterada (1845-1972), que puede visitarse hasta el 31 de agosto en el ayuntamiento de la localidad, guiada por ella misma.

La muestra recorre la historia de la escuela, que se inicia en 1858 cuando, “a raíz de la aprobación de la Ley Moyano, que convertía la enseñanza primaria en obligatoria para todos los niños, documenté dos escuelas unitarias en Senterada; una de niños dirigida por el maestro Ramon Auger, que tomó posesión de su plaza el mismo año 1858 y una de niñas, de la que era responsable la maestra Teresa Ademà, que aparece oficialmente documentada en 1861”, explica Subirà.  “En un principio, el alcalde de entonces y los concejales, la mayoría analfabetos, se oponían a la creación de la escuela, ya que era el ayuntamiento el que tenía que pagar los gastos derivados de la instrucción y no disponían de bienes propios ni de otras fuentes de ingresos, por lo que en muchas ocasiones dejaban de pagar a los maestros, de aquí aquella frase tan conocida de passar més gana que un mestre d'escola", cuenta Guillermina, que se ha documentado en las actas de los plenos celebrados en la misma casa del alcalde, al no tener el ayuntamiento un edificio propio.

Los documentos con estas leyes, actas y todo lo relacionado con la Junta de Instrucción Primaria que la Guillermina encontró en el Arxiu Comarcal del Pallars Jussà, junto al material escolar, como cuadernos, felicitaciones, labores, fichas, fotos y dibujos, y las anécdotas que ha ido recogiendo de antiguos alumnos y sus familiares, conforman esta exposición que, según su guía y comisaria, “para recorrerla de forma exhaustiva requiere más de una hora”. “El atrezzo es sencillo pero confiere al conjunto la atmosfera de una vieja escuela con sus muebles, algunos rescatados del almacén de una granja donde recuperamos un pupitre, de los dos que hay expuestos, que tardó días en perder su característico mal olor", dice divertida.

Durante el montaje recibió la ayuda de los vecinos, como Ester, la administrativa del ayuntamiento, que dedicó horas del fin de semana para fotocopiar y copiar la gran cantidad de documentos que se muestran, así como la ayuda de aquellos manitas  que han contribuido a la instalación y a todos aquellos que han aportado material escolar, por lo que Subirà asegura que “este pequeño museo es la obra de todos los habitantes, un verdadero ayuntamiento.”

En su inicio, la escuela se ubicó en la calle Arrabal en condiciones bastante precarias que la riada del año 1907 no hizo más que aumentar. No fue hasta 1935 que se construyó un nuevo edificio, pagado por la viuda de Emili Riu i Periquet,

el empresario que llevó a cabo la construcción de la presa de Senterada.

A modo de anécdota, la Guillermina cuenta uno de los últimos percances que sufrió el centro y que tuvo un final feliz. “En 1969 llegó un maestro nuevo para la clase de los niños, pero abandonó el pueblo pocas horas más tarde al no

encontrar un acomodo digno para él y su familia, por lo que la maestra de las niñas los concentró a todos en una sola clase, una circunstancia entonces impensable que le causó más de un quebradero de cabeza, pero con la ayuda de las autoridades locales y de todo el pueblo consiguió convertirla en una escuela mixta”, afirma.

Una historia que, según Guillermina, “merece la pena rescatar del olvido y devolverle, aunque sea por unos pocos días, la vida que en su día rezumaba en las aulas,” concluye.

VISITA

La muestra podrá visitarse hasta el próximo 31 de agosto, de 11.00 a 14.00 horas y de 17.30 a 20.00

EL PERSONAJE

La última maestra de la escuela, protagonista de la muestra

María Ruiz García es la última maestra que tuvo la escuela de Senterada. Nacida en Úbeda (Jaén), llegó al pueblo el año 1967 para hacerse cargo de la escuela de las niñas y desde entonces se ha convertido en una vecina más. “Ella tiene que ver mucho con el montaje de la exposición”, comenta Guillermina, “aportando ideas y diferentes materiales, como fotos, labores y también contactando con antiguas compañeras que habían ejercido también en el pueblo para recabar información”.

El día de la inauguración, Maria no pudo asistir porque se encontraba visitando a su familia en Andalucía, “pero es una de sus grandes protagonistas, ya que la última parte de la muestra está dedicada a ella,” asevera Subirà, y añade que “le dedicamos unas palabras llenas de cariño y reconocimiento que esperamos poder repetirle en persona cuando vuelva a casa”, dice emocionada.

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