Un pueblo sobre el escenario
Menàrguens se enorgullece del Grup Teatral La Sucrera, que ya lleva más de tres décadas en activo
|| La mayoría de los vecinos de la localidad de la Noguera han formado parte de su organización
La Sucrera, una fábrica de azúcar de principios del siglo XX situada en la carretera de Menàguens que, en su momento, fue una de las empresas industriales más importantes de la provincia de Lleida, da nombre a un grupo teatral decano de las comarcas leridanas nacido en el año 1989.
Eso es, treinta y tres años ininterrumpidos de buen teatro en los que la compañía ha reunido a una gran parte de los habitantes de la localidad de la Noguera y sus alrededores bajo un proyecto coral en el que no destacan los nombres propios sino que, como en la obra de Lope de Vega, lo protagoniza un pueblo en lucha, no contra una injusticia como es el caso de Fuenteovejuna, sino a favor de la cultura y la diversión.
El grupo representa cada año una nueva obra que estrena el día de Navidad. Los preparativos se inician en el mes de septiembre con una reunión para escoger el título que van a representar, en función de los miembros del grupo que quieran actuar ese año y el montaje que mejor se adapte a sus posibilidades. Una vez elegijda la obra, se reparten los papeles y se hacen diversas lecturas. De octubre a diciembre viene el tiempo de los ensayos y, por último, se construye el decorado para que el 25 de diciembre esté todo preparado para el debut.
La comedia es el repertorio preferido del Grup Teatral La Sucrera y, en especial el vodevil, con argumentos ligeros y picantes, llenos de equívocos, que hacen las delicias de los espectadores. Así no es de extrañar que debutaran con la hilarante obra de Rafael Anglada, El amor venía en taxi, que mantuvieron en cartel durante 25 años. También se atrevieron con el formato musical y representaron Catalans a la romana de Joan Rosquelles, a finales de los años 90, y este año han puesto en escena El fantasma de la casa gran, una adaptación hecha por los mismos miembros del grupo teatral a partir de la obra de El fantasma de Canterville de Oscar Wilde, ambientada a la localidad de Menàrguens.
A lo largo de estas tres décadas el grupo ha vivido toda clase de vicisitudes, “ningua que cualquier actor amateur no haya experimentado”,asseguran, como la vez que se les desmontó el decorado justo antes de la actuación o los típicos olvidos y equivocaciones con el texto, que las tablas de los actores logran disimular, pero que provocan las risas de la compañía durante la representación.
Lo que queda claro es que, después de más de treinta años, la localidad de Menàrguens sigue gozando el beneplácito de Talia, musa de la comedia, y tiene cuerda dramática para rato. Sus habitantes no sólo disfrutan como espectadores, sino que la gran mayoría de ellos participan en los montajes, como actores, figurinistas, peluqueros, escenógrafos...
Todos los que en algún momento de sus vidas han pasado por La Sucrera sienten el orgullo de pertenecer a una pequeña población capaz de conseguir la implicación de sus habitantes en un proyecto cultural que goza de un extenso recorrido y una salud envidiable.