50 años de un gran ascenso
El 6 de marzo de 1973 el Medina Lérida conseguía entrar en la élite del baloncesto femenino español || El equipo acabó renunciando a la categoría por motivos económicos en la 77-78
Ahora consideramos que es muy normal que un equipo como el Cadí la Seu acumule temporadas como representante leridano en la máxima categoría del baloncesto femenino, pero conviene recordar que ahora se cumplen 50 años desde que otro equipo de Lérida, el Medina Lérida – el topónimo todavía no estaba normalizado en aquel tiempo– conseguía el ascenso a la División de Honor recogiendo el protagonismo que, hasta entonces, ostentaba el Club Baloncesto Cervera, que bordeó la proeza en varias ocasiones sin llegar a conseguirlo. El Medina nació en los años sesenta como Medina-Magisterio y dentro de la Sección Femenina, aprovechando el inagotable plantel surgido de una exitosa iniciativa para fomentar la base, conocida como minibaloncesto.
El equipo, entrenado por los hermanos Jordi y José María Rexach, era cien por cien leridano y se mantuvo en activo durante muchas temporadas, con lo cual se consiguió un plus de motivación, y más cuando, a principios de los 70, se conquistó el campeonato de Europa infantil de la FISEC disputado en Holanda. Fue la consagración para un grupo de jugadoras que tocarían el cielo, después de dos intentos fallidos, en la campaña 72-73, y que, después de una brillante fase regular, conseguirían el ascenso en una final a cuatro disputada en Lleida en el pabellón de Antorxa, en los Camps Elisis, superando en semifinales al Medina Coruña (53-46) y, en la finalísima, el PEM de Barcelona por un ajustado 61-60 que hizo reventar de alegría los aficionados que llenaron el recinto deportivo.
Las heroínas de aquel día fueron Montse Abella, Pepa Calvet, Cristina Guasch, Merche Cadens, Pili Rubín de Celis, Sunsi Abella, Pau Izco, Bonjoch y Montse Sáez. Los 19 puntos de Rubín de Celis y los 18 de Guasch resultaron decisivos. El equipo leridano tuvo problemas en la temporada de su debut, la 73-74, cuando tuvo que disputar la promoción de permanencia ante rivales de mucha más experiencia como el CREF de Madrid, el eterno campeón, o el Celta de Vigo.
En la 74-75 acabó en octava posición y en la 75-76, su mejor clasificación, séptima. Después de la 76-77, en la cual finalizó décimo, el Medina ya renunció a la División de Honor y no empezó la 77-78. Problemas económicos (después de la muerte de Franco la Sección Femenina dejó de financiar el equipo) y también el envejecimiento de la plantilla fueron la causa del adiós, aunque el equipo siguió competiendo, hasta su desaparición definitiva, a las ligas provinciales.
Además del alto nivel del equipo -Pepa Calvet fue internacional absoluta después de fichar por el Celta de Vigo, localidad en la cual sigue residiendo–, hay que destacar la comunicación entre jugadoras y el público que llenaba las viejas gradas del pabellón, convirtiéndolo en una auténtica olla a presión (los aficionados llenaban botes de ColaCao con piedras para hacer subir los decibelios en la pista). Ganar en Lleida era una tarea prácticamente imposible para la mayoría de las rivales.