Damià Mor: El último pelotari leridano
Damià Mor, que este mes de mayo murió a los 87 años, fue la última estrella local surgida del legendario Frontón Lérida || Compaginó el deporte con los estudios de ingeniería textil
Damià Mor Hortelano (1933-2023) fue el último gran pelotari leridano. Sus padres arrendaron, nada más ser estrenado, el Frontón Lérida, durante cinco años y el joven Mor, nacido en el Cogul, de 11 años de edad, se empapó de la actividad deportiva del local que estaba ubicado en la avenida General Mola –ahora Prat de la Riba- esquina Calvo Sotelo –ahora Pi y Margall-.
El Frontón, una obra faraónica para la época, se estrenó el 30 de marzo de 1943 con una capacidad para 3.000 espectadores y con el deporte de la pelota, especialmente la cesta punta, como principal atractivo aunque también contaba con restaurante, bar, terraza para bailes al aire libre y proyecciones cinematográficas en época estival. Los pelotaris procedían del País Vasco y llegaron a Lleida buscando una vida mejor después de la Guerra Civil. El éxito fue inmediato y la posibilidad de las apuestas, a dos pesetas, todavía más. Había partidos martes, el jueves, sábados y domingos en doble sesión. El éxito fue tal que se inauguró, al lado del Frontón, el Hotel Lérida donde vivían y el restaurante Casa Vasca donde comían y cenaban.
En este ambiente creció Damià Mor, que rápidamente destacó en cesta punta debutando en 1949. Todos le auguraban un grande avenir pero su padre lo obligó, ante el incierto futuro de este deporte, finalizados los estudios en los Maristas y el instituto, a cursar Ingeniería Textil en Terrassa.
Un recinto emblemático. Entre 1943 y finales de los 50, el Frontón era el centro de los actos sociales y deportivos de Lleida
Damià Mor tuvo que dejar el Frontón pero no la cesta punta, ya que la practicaba en los diferentes frontones existentes en Barcelona (Novedades, el Colón de les Rambles...) y además con maestría según explican las crónicas de la época. Con 60 años lo dejó con tres nietos recogiendo al testigo siendo fundacional, además, del Club Vasconia. El Frontón aguantó hasta finales de los 50. Acogió primero una tienda de muebles durante muchos años y actualmente, un supermercado.