Los voluntarios más olímpicos
En París han colaborado 45.000, pero en Barcelona 92 la cifra sobrepasó los 34.000 || Lleida aportó 42 en BCN, 100 en Banyoles y 500 en las aguas bravas de La Seu d'Urgell
Foto de familia de buena parte de los voluntarios olímpicos que tomaron parte en Barcelona'92.
Los voluntarios olímpicos, como tales, no son tan antiguos como podría parecer. Su debut oficial, aunque testimonial, se produjo en Múnich 72 y llegaron a la cifra de 6.000 en los Juegos de Invierno de Lake Placid en 1980. En Los Ángeles 84 subieron el listón a 29.000, pero su verdadero boom se produjo en Barcelona 92, con 35.000, a los que cabría añadir 14.000 más en los Paralímpicos. Baste decir que, 32 años después, en París 2024 'sólo' se han contabilizado 45.000.
Colaboradores de los Juegos del 92 posando junto a Cobi.
Lleida, protagonista
Lleida estuvo presente en los Juegos de Barcelona con un total de 42 voluntarios en la capital catalana, cerca de 100 en las pruebas de remo en Banyoles y alrededor de 500 en la subsede olímpica de La Seu d'Urgell, que acogió las pruebas de aguas bravas, dándose la circunstancia de que en este caso la práctica totalidad de estos voluntarios provenían de la misma comarca del Alt Urgell, la Cerdanya y Andorra.
Llevando la bandera de Japón en la Seu, subsede olímpica.
Josep Lluís Solans, actual presidente del CTT Lleida, fue el coordinador de todos ellos tras un riguroso casting en el que fueron escogidos los afortunados para seguir de cerca este acontecimiento deportivo. Entre ellos figuraron –solo por citar tres ejemplos– Edu Pons, que acabaría destacando como preparador físico en equipos en la élite del fútbol español, entre ellos el FC Barcelona; Xavi Roy, jugador primero y posteriormente entrenador de hockey sobre patines, u Òscar Fernández, actual director de Lleida Televisió.
Muchas horas en el solo ocupándose de todos los detalles a BCN 92.
El trabajo de los voluntarios fue totalmente altruista. Se hospedaban en casas particulares de amigos y familiares, se les exigían muchas horas de trabajo, soportando temperaturas elevadas y, además, se perdieron, excepto contadísimas excepciones, los mismos Juegos. Estando allí no disfrutaron de las competiciones. Su trabajo fue variado, y cansado: desde controlar los accesos hasta dar información de todo tipo a los asistentes y ayudar en todo a la organización.
El entonces paer en cap Antoni Siurana acudió a animar a Carmen Acedo.
