Guerra, el defensa elegante

Pongámonos en situación. En la temporada 70-71 el Lleida (entonces todavía era Unión Deportiva Lérida) recuperó su plaza en la Tercera División que había perdido en el ejercicio anterior, 69- 70, a consecuencia de una reestructuración (de los dos grupos que encuadraban equipos catalanes, valencianos y baleares, se pasó a uno, salvándose únicamente del descenso a Preferente los ocho primeros).

Fueron dos campañas convulsas con cambios en la directiva y en los banquillos del Campo d'Esports. Pero en la 71-72, con Martínez Cabrera en la presidencia, el club apostó por el ascenso a Segunda. Con Manolo Ruiz Sosa, como entrenador, un exinternacional con España, se reforzó a conciencia. Uno de los fichajes fue un central elegante, con buen toque de balón, procedente del Gimnástica Segoviana tras pasar por la cantera del Real Madrid. Era José Luis Guerra (Madrid, 1945). Ahora, a los 78 años, acaba de fallecer en Salou, donde tenía fijada su residencia.

En el Camp d'Esports jugó solo dos temporadas pero dejó huella antes de fichar por el Nàstic, en Segunda División. En sus dos años a orillas del Segre rozó el ascenso. En el primero acabó cuarto, tras ir líder muchas jornadas, y en el segundo, quinto. Guerra formó parte de una alineación que los aficionados se sabían de memoria, sobre todo en el apartado defensivo: Arbea, Llobet, Guerra, Esteban, Guzmán, Bujan... Luego estaban futbolistas destacados como Escolá, los hermanos Araujo, Reig, Tarrazona, Leflet, Mora, y los canteranos Vendrell, Rué o Rabassa. Tras colgar las botas pasó a entrenar. Al Nàstic lo ascendió a Segunda B y a la Pobla Mafumet y al Tortosa, a Primera Catalana. Guerra, que además del fútbol tenía verdadera pasión por los Beatles (su viaje a Liverpool fue un sueño hecho realidad, en compañía de su gran amigo Vicenç Amigó) también entrenó al Tremp.