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Francesc Tamarit, un artista de lo más desconocido

Alumno de la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando en Madrid y, tras una etapa en París,  regresó a Lleida || Su estudio en la calle Hostal de La Bordeta debería preservarse como legado artístico y cultural

Su última obra, aún por terminar, dedicada a Sant Pere.

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Francesc Tamarit (1943- 2024) fue un excelente pintor y un muy buen escultor aunque, por desgracia, con muy poca repercusión mediática. Forjado en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando en Madrid y tras un preceptivo paso por París para estudiar la obra pictórica de Aristides Maillol, regresó a Lleida para dar clases en el Cercle de Belles Arts y como profesor de dibujo en los colegios Claver y Terraferma. A caballo del óleo y la acuarela su obra fue definida por críticos del talle de López Pedrol, como una oscilación entre el surrealismo y el simbolismo mientras que Artur Vives lo calificó como el pintor del sueño de la luz. 

El estilo pictórico de Tamarit, de lo más personal.

Anárquico en su modo de trabajar era poco dado a exponer sus cuadros. Quizás la más conocida de sus exposiciones fue una en la sala Vilaltella del Cercle de Belles Arts en un lejano 1970. O sea, que poder disfrutar de su habilidad con los pinceles resulta ciertamente complicado hoy en día, cosa que no ocurre tanto en su faceta como escultor utilizando madera, piedra y sobre todo, mármol blanco de carrara. Su mayor producción fueron las obras religiosas. Pueden disfrutarlas en la fachada principal de la iglesia de Els Torms, donde luce su Sant Joan Baptista, o en la de Gimenells, con un magnífico Sant Isidre o en la de La Sentiu con su Sant Miquel Arcàngel en piedra. Tampoco fue nada desdeñable su tarea como ilustrador colaborando en buena parte de los trabajos del historiador Josep Lladanosa, especialmente relevantes son sus dibujos en la Història de Lleida de 1972, recreando edificios y calles de la ciudad ahora ya inexistentes. 

Francesc Tamarit.

Cliente habitual de La Masieta en Doctor Combelles (un local muy recomendable para degustar esmorzar de forquilla), siempre quiso hacer un cuadro conjunto con un grupo de amigos (Pau, José Carlos, Juan y el firmante) pero su repentino fallecimiento ha dejado este proyecto, y unos cuantos más, inconcluso, más allá de unos simples bocetos al carboncillo, mientras conversaba con nosotros disertando sobre lo divino y lo humano pero especialmente de la historia de Lleida, su gran pasión. 

Una de sus pinturas más representativas.

De hecho, en su estudio, quedó su último cuadro, al que le faltaban aún unas últimas pinceladas. Se trata de un lienzo, al óleo, sobre la figura de Sant Pere. Por eso sería una buena idea que el ingente material existente en su taller de la calle Hostal de La Bordeta pudiera ser conservado e inventariado adecuadamente para preservar el legado de este artista al que nunca se le hizo la debida justicia en su ciudad natal y entre los que cabría destacar, entre otros, los retratos que le hizo en los 60 a Natalia Castro, la modelo preferida del artista Julio Romero de Torres.

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