Cuatro décadas sin el cine Fémina en Lleida

Si ustedes pasean por la calle Sant Antoni, ya llegando a la Avinguda Catalunya, se encontrarán con una conocida tienda de ropa. Pues sepan que en ese edificio se alzó, entre 1949 y 1984, uno de los cines más populares de la ciudad: el Fémina. De hecho fue la décimo sexta sala de proyección que abrió puertas en Lleida. La primera fue el Gran Cinematógrafo (1901-1902). 

El Fémina, de hecho, se estrenó en octubre de 1943, en el mismo lugar que dejó vacante el Capitolio (1942- 1943). Pertenecía a la empresa Gumá-Corberó que lo primero que hicieron fue dar pendiente al patio de butacas para facilitar la visión al espectador, pero cinco años después, Calixto Corberó y María Más, viuda de Gumá, emprendieron una reforma a fondo encargándosela al arquitecto municipal Lluís Domènech y Torres que diseñó un moderno cine que limitaba con la Avinguda Catalunya, Blondel, la calle La Paloma y Sant Antoni, donde tenía la entrada. 

El Fémina ofrecía, en sus dos plantas, 816 butacas (416 en platea, que tenía las filas en abanico y 410 en anfiteatro), escenario para acoger obras teatrales, foso para la orquesta, servicio de bar, guardarropa, aire refrigerado y calefacción y la más moderna tecnología en el departamento de proyección, adaptada para el recién creado Technicolor (Aparato Ossa 7 de alta intensidad y linterna Suprac).

 Cabe decir que el Fémina contó con el mismo proyeccionista desde su inauguración hasta su cierre en 1984, Ramon Florensa Pocallet que antes de jubilarse aún pasaría por el Xenon, de la misma empresa de los últimos años del local. Huelga decir que el éxito del Fémina fue inmediato acogiendo los más mediáticos estrenos en la ciudad. Basta con recordar Lo que el viento se llevó, El Cid, La caída del imperio romano, El padrino, El golpe o el preestreno de Companys, procés a Catalunya de Josep Maria Forn (1979) con Luis Iriondo y Marta Angelat con un lleno absoluto.