MEDIO AMBIENTE
Urbanismo analiza la planta de compostaje de Alcarràs
La promueven ganaderos locales, pero regantes la rechazan
La polémica planta de compostaje de Alcarràs se someterá el martes a la aprobación de la comisión de Urbanismo de Lleida. Se trata de un proyecto que ha provocado división en el municipio entre ganaderos locales, que la promueven como un medio para gestionar las deyecciones de sus granjas; y la comunidad de regantes de Vallmanya, que teme filtraciones que contaminen las aguas subterráneas. Los primeros pasos para construir esta instalación se iniciaron hace más de una década.
Este proyecto llega a Urbanismo después de que, en mayo de 2016, el pleno de Alcarràs acordase declararlo de interés y utilidad pública, un trámite necesario para poder autorizarla en suelo rústico. El ayuntamiento medió entonces en el conflicto entre ganaderos y regantes, y se planteó controlar la actividad de esta instalación a través de una comisión con representantes de ambas partes. Asimismo, los promotores se comprometieron a tratar únicamente estiércol y purines, y no compostar otros desechos como lodos de depuradoras.
Sin embargo, esto no supone una garantía suficiente para los contrarios al proyecto, que señalan que un cambio en la licencia ambiental en el futuro bastaría para dar entrada en la planta a lodos y otros desechos.
Por otra parte, la empresa Ignis trabaja ya en la reapertura de la planta de tratamiento de purines de Alcarràs, cerrada desde 2013. Tanto esta como la planta de Tracjusa, en Juneda, están a la espera de que el Estado cumpla la sentencia que le obliga a aumentar las retribuciones por la venta de la electricidad que producen con sus motores de cogeneración.