Agentes rurales ya patrullan armados y con chalecos

Ayer no fue un día más para los agentes rurales de Catalunya, y especialmente para los de las comarcas leridanas. Fue la primera jornada de inspecciones de caza tras el doble crimen de Aspa el pasado sábado en el que murieron dos agentes a manos de un cazador. Y la primera en la que patrullaron en grupos de tres, armados y con chalecos antibalas, un procedimiento que hasta ahora solo se aplicaba en controles contra furtivos. Esta imagen es el resultado de la aplicación de las nuevas medidas de seguridad, “extraordinarias y temporales”, según aseguró Josep Antoni Mur, inspector jefe de los Agentes Rurales, pactadas tras una reunión de urgencia en la que se acordó crear un grupo de expertos que defina el protocolo definitivo a seguir en las inspecciones de caza y en el resto de actuaciones del cuerpo. “Lo ocurrido en Aspa obliga a revisar los procedimientos, en los que había medidas que se consideraban suficientes hasta ahora”, aseguró Mur. Ayer patrullaron equipados así en toda Catalunya una quincena de patrullas y el objetivo es que esta próxima semana ya sean una treintena.

Por su parte, el cazador encarcelado por el doble crimen había iniciado pocos días antes del suceso el proceso para renovar la licencia de armas, en un trámite en el que aportó el certificado médico psicotécnico que le calificaba como apto. Ismael Rodríguez disparó cuatro veces a los agentes con una escopeta de caza para la que no tenía permiso de uso, caducado desde noviembre. Una semana después de expirar, aunque dentro del plazo permitido, acudió a Inspección de Armas a entregar en el depósito una de sus cuatro escopetas y a transferir las otras tres a un amigo. En la primera semana de enero acudió a la Guardia Civil para renovarlo y aportó toda la documentación. Aún estaba en fase de estudio.