El aeropuerto quiere abrir hasta más tarde

El aeropuerto abre cada día de 10 a 5. Pero su nuevo director, Antoni Serra, ha pedido una autorización para prolongar el horario de la tarde, sobre todo de cara al verano, y permitir así que las instalaciones sirvan durante unas horas más a los clientes actuales o potenciales: aeroclub, aeródromos, aviación privada o escuelas de vuelo. Serra es uno de los ocho empleados que Aeroports de Catalunya tiene en las instalaciones de Lleida. En temporada alta (invierno y verano) el aeropuerto alberga habitualmente vuelos regulares dos días por semana, los viernes y los domingos. En estas jornadas el movimiento se multiplica; solo para el handling (asistencia en tierra) se incorporan hasta 40 empleados de una subcontrata y se suman un mínimo de dos controladores aéreos, además de los trabajadores de los operadores (actualmente, Air Nostrum, Neilson y Arkia).

El de Alguaire es un aeropuerto internacional certificado para vuelos comerciales, lo que implica que debe estar “limpio” las 24 horas del día, sin cuerpos extraños en la pista y con plenas garantías de seguridad. En los días con vuelos regulares hay agentes de hasta cinco cuerpos de seguridad: Guardia Civil, responsable de la zona restringida del aeropuerto y la aduana; Mossos d’Esquadra, que vigilan la zona pública; Policía Nacional, para el puesto fronterizo en el caso de vuelos fuera del espacio Schengen; Policía local, por cuestiones como los accesos y el parking, y el Mossad israelí, única agencia de seguridad extranjera con capacidad de ejercer en territorio español.

Además de los 8 empleados de Aeroports, hay cinco de cuerpos de seguridad y servicios externalizados

El resto de la semana el ajetreo se reduce a la mínima expresión pero sigue habiendo actividad. Un jueves cualquiera, como el de esta semana, además de la plantilla se cuentan agentes de seguridad, de mantenimiento, limpieza o bomberos, hasta una quincena de personas. Sin actividad en la torre de control, el aeropuerto funciona como espacio aéreo visual, lo que permite el tipo de vuelos que lleva a cabo el aeroclub, las escuelas o la aviación corporativa. El restaurante está también abierto y hacia el mediodía sirve una decena de menús. La obsesión del nuevo director del equipamiento es multiplicar la actividad más allá de los vuelos regulares que, siete años después de estrenar el equipamiento, se siguen mostrando esquivos. La posible ampliación de los vuelos de Tel-Aviv de Arkia en verano y el aparcamiento y arreglo de aeronaves, pendiente de un permiso de Medio Ambiente, son dos de las actividades que podrían sumarse a las actuales en los próximos meses. El año pasado hubo más de 1.400 operaciones y solo 400 fueron vuelos regulares.