MEDIO AMBIENTE
Hosteleros avisan contra la procesionaria en el Alt Urgell
El sector reclama fumigaciones tras constatar urticarias en los clientes || Denuncian la muerte de árboles a causa de la oruga
La reaparición de la procesionaria del pino en bosques del Alt Urgell ha provocado quejas de establecimientos hoteleros y turismo rural, que denuncian la aparición de urticarias en clientes tras entrar en contacto con la oruga, por lo que afirman que se trata de un problema de salud pública. Joan Pallarés, del hotel Can Boix de Peramola, lamentó ayer “el estado tan deplorable en que están los bosques” del municipio y aseguró que los turistas del hotel “no se atreven” a salir a pasear por los senderos, que “están llenos” de procesionaria. Explicó que hace poco más de una semana tuvo que trasladar a dos turistas a Urgencias del hospital de La Seu con una importante urticaria después de ser picados por los insectos. “Fueron de excursión por los alrededores del hotel y volvieron con un fuerte dolor por las picadas provocadas por las orugas que no les dejó ni dormir”, explica. Josep Maria Troguet, presidente de la Asociación de Turismo Rural del Alt Urgell, aseguró que los bosques con plaga “están muertos” y que se verán obligados a cortar todos los pinos de las propiedades que tienen en Calvinyà. Troguet regenta Cal Serni y ayer explicó que cada vez que los clientes salen a pasear por el bosque “les alertamos de que no toquen las orugas y si llevan animales les exponemos el peligro de muerte que pueden representar para ellos”. El año pasado envió una queja a Agricultura, “que no sirvió para que actuara” en los bosques de Les Valls de Valira. Xavi Escribà, presidente de la Unió Excursionista Urgellenca, coincidió en la preocupación. Agricultura, por su parte, dijo que agentes valoran estos días las áreas más afectadas y se comprometió a “tratar a través de fumigación el mismo número de hectáreas que el año pasado”, unas 20.000 (1.100 de ellas en el Alt Urgell). El responsable de sanidad forestal de Agricultura, Jorge Eras, explicó ayer que el frío de este invierno no ha sido suficiente para impedir la propagación del insecto. “La mortalidad en la procesionaria se produce cuando las heladas son en otoño, cuando la oruga todavía es pequeña”. “Si el frío es en enero, el insecto ya es demasiado grande y la bolsa demasiado espesa para que afecte al insecto que está en el interior”. Eras destacó “los buenos resultados” logrados en las zonas tratadas de estas últimas temporadas.