Balaguer desaloja a 3 familias que vivían en chabolas del casco antiguo

El ayuntamiento de Balaguer ha reubicado a tres familias de etnia gitana que aún vivían en chabolas y barracas del casco antiguo de la capital, concretamente en la calle Bernat Galí, en la zona más alta del centro histórico. El edil de Servicios Sociales y Vivienda, Joan Pla, explicó que las condiciones de habitabilidad de estas tres familias eran “preocupantes” y por ello se inició hace seis meses un proceso para desalojarlos de estas barracas, que no disponían de suministro eléctrico ni agua corriente. En los últimos seis meses dos de las familias han sido trasladadas a otras viviendas de la calle Cuartel, también en el centro histórico y cerca de la zona donde vivían, a una vivienda propiedad del ayuntamiento de Balaguer y a otra que fue cedida al consistorio para gestionar estas situaciones de habitabilidad tan precarias. Pla explicó que las familias pagan un alquiler social “porque deben responsabilizarse, aunque con lo que pagan solo se cubren los servicios básicos de luz, agua e IBI”, dijo. Finalmente, el consistorio ha acordado con el departamento de Vivienda la cesión de un piso de la calle Ponent a la iglesia Evangelista a cambio de una vivienda, también en la calle Cuartel, para poder instalar allí a la tercera familia. “En este caso hemos hecho una permuta por un periodo de 10 años y los nuevos inquilinos también deberán pagar un alquiler social”, dijo Pla. Recordó que las tres viviendas en las que se han realojado a las familias disponen de todos los servicios y “tienen todas las garantías de habitabilidad”, dijo Pla. El edil recordó que por lo menos desde 1995 estas tres chabolas han sido habitadas por diferentes miembros de las familias de etnia gitana.

El consistorio prevé derribar las barracas para sanear toda la zonaEl consistorio de Balaguer prevé ahora derribar las tres últimas barracas y chabolas que quedan en pie en esta zona alta del centro histórico para sanear toda la zona y evitar “otros asentamientos”, dijo Pla. Durante años, estas casetas han generado varios problemas en la red general de agua potable y también de suministro. “Nos encontrábamos con pérdidas de agua muy importantes y un consumo ilógico de luz”, explicó. El consistorio ha tenido que hacer actuaciones puntuales para reparar las tuberías.