La lluvia dificulta las exhibiciones del festival aéreo pero beneficia a los estands de la feria

Nunca llueve a gusto de todos. Esa fue este domingo la máxima en la cuarta edición del festival aéreo del Lleida Air Challenge que se celebró en el aeropuerto de Alguaire a pesar de la lluvia. Las intensas precipitaciones y el cielo encapotado alteraron el programa de exhibiciones y fue imposible que la patrulla de cuatro avionetas italianas Blue Circe cerrara el festival dibujando la bandera catalana, como estaba previsto.

Sí que sorprendieron con sus habilidades pilotos como Jimmy Capell, de la Escuela de Vuelo la Serra de Mollerussa, al mando de una avión de la Primera Guerra Mundial. Eso sí, tal y como explicó el director del aeropuerto, Antoni Serra, “la altura de las nubes ha permitido acceder a pequeñas ‘ventanas’ en el cielo para que al menos volaran una decena de alas delta y avionetas de motor. Así, la gente que ha venido se ha ido contenta”.

Las inclemencias meteorológicas impidieron que se desplazaran al aeropuerto la mitad de avionetas de las previstas y el festival contó con una treintena, incluyendo las de exposición. En la otra cara de la moneda, los visitantes celebraron la decisión de la organización del Lleida Air Challenge de no cobrar los 5 euros previstos y dejar la entrada libre. Asimismo, anunciaron que reembolsarán el dinero a aquellos que adquirieron la entrada anticipada.

La carpa que acogía la veintena de estands relacionados con el mundo de la aviación fue el resguardo perfecto de la lluvia, cosa que celebraron los expositores.

Por su parte, el delegado de la Generalitat en Lleida, Ramon Farré, consideró demostrado que “la gente de Lleida tiene ganas de venir al aeropuerto” y garantizó el compromiso del Govern con el festival, así como en la búsqueda de nuevos usos para la infraestructura.

En este sentido, Farré recordó que una empresa ya ha solicitado licencia a la Agencia Española de Seguridad Aérea para poder formar en Alguaire a pilotos de drones de más de 25 kilos.