SEGRE

AGENTES RURALES

Solo 12 chalecos antibala en Lleida para vigilar la mitad de la caza de Catalunya

Los agentes rurales deben llevarlos para hacer controles a raíz del crimen de Aspa

Un grupo de tres agentes rurales, con chalecos antibala y una carabina en un control de caza.

Un grupo de tres agentes rurales, con chalecos antibala y una carabina en un control de caza.DEPARTAMENT D’AGRICULTURA

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Los agentes rurales hacen en Lleida la mitad de los controles de caza de toda Catalunya y, a raíz del asesinato de dos miembros del cuerpo el pasado enero, los llevan a cabo desde entonces con chalecos antibala y al menos un arma de fuego. Sin embargo, solo tienen 12 chalecos y 11 carabinas mientras Agricultura prepara la compra de nuevos equipos.

Los agentes rurales de Lleida tienen solo doce chalecos antibala y once carabinas para llevar a cabo casi la mitad de los controles de caza que se hacen en toda Catalunya. Así se desprende de las respuestas de la consellera de Agricultura, Meritxell Serret, a preguntas del grupo de Cs en el Parlament (ver cuadro).

Chalecos y armas de fuego se convirtieron este año en obligatorios para la vigilancia de la caza a raíz del asesinato a tiros de dos miembros del cuerpo en Aspa el pasado mes de enero. La conselleria, por su parte, prepara la compra de nuevos equipos para mejorar la seguridad de los agentes.

Unos 130 agentes rurales trabajan en las comarcas leridanas. El grupo dedicado a combatir el furtivismo (Geva) incluye a cuatro agentes con armas y chalecos antibala, mientras que las instrucciones de Agricultura establecen que el resto del personal solo puede participar en controles de caza en grupos de tres personas, todas protegidas con chalecos y una de ellas con arma de fuego.

Las protecciones y el armamento disponible en las comarcas leridanas limitan en la práctica el número de agentes que pueden desempeñar esta tarea de forma simultánea a apenas una decena, según corroboraron fuentes del cuerpo.

La Generalitat adquirió hace tres décadas las carabinas que los agentes llevan todavía ahora

En sus respuestas parlamentarias, Serret recuerda que el departamento de Agricultura ha iniciado los trámites para adquirir “chalecos antibala ligeros, defensas y otros elementos de seguridad” como esposas y añadió que el objetivo es “proveer a todos los miembros del cuerpo”. A la espera de disponer de este material, los agentes rurales han empezado a recibir formación sobre su uso y sobre defensa personal, a través de cursos en grupos de 25 personas en la Academia de Policía de Catalunya en Mollet del Vallès.

La consellera no menciona la posibilidad de dotar a los agentes de más armas, una cuestión sobre la cual el departamento no se ha pronunciado de forma definitiva hasta ahora. Las Generalitat adquirió las carabinas de calibre nueve milímetros que emplean actualmente los agentes rurales a finales de los años ochenta, hace ya tres décadas.

El doble crimen de Aspa corroboró la necesidad (ya reconocida previamente por la propia Generalitat) de reforzar y dotar de más medios humanos y materiales a un cuerpo cuya plantilla se ha reducido progresivamente tras años de bajas y jubilaciones sin nuevas plazas para sustituirlas. Además, sufrió hace más de un año la destitución temporal de varios de sus mandos, tres de ellos de Lleida, a raíz de una sentencia judicial; mientras que el conjunto de sus miembros han mostrado niveles elevados de estrés en estudios sobre riesgos sociolaborales. Ante esta situación, Agricultura ha reiterado en varias ocasiones su intención de convocar este año nuevas plazas (ver desgloses).

La plantilla, por dentro

  • A la espera de reforzar al fin la plantilla tras años de bajas sin cubrir. El departamento de Agricultura espera convocar en otoño, “como muy tarde en el mes de octubre”, cincuenta plazas de la categoría de subinspector para avanzar en la “estructuración” del cuerpo de agentes rurales, cuya organización de mandos está pendiente de despliegue desde 2003. Asimismo, anuncia para principios de 2018 la apertura del proceso para incorporar a medio centenar de nuevos agentes y la contratación de 29 interinos, tras años de bajas y jubilaciones que han quedado sin cubrir. Esta iniciativa coincide con planes para introducir nuevas especializaciones en tareas como el control de plagas de jabalíes y conejos (ver SEGRE del miércoles).
  • Un estudio que reveló elevados niveles de estrés en este cuerpo. El suicidio de un agente rural del Alt Urgell en el año 2012 llevó a la elaboración de un estudio de riesgos sociolaborales entre los miembros del cuerpo. Las conclusiones revelaron entonces elevadas dosis de estrés como consecuencia de diferentes factores como cargas excesivas de trabajo e indefinición de las tareas que corresponden a cada uno, entre otros. Desde entonces, las condiciones en que trabajan los agentes rurales a penas han variado, a la espera de la incorporación de nuevos efectivos a partir del año que viene (ver desglose superior). La muerte de los dos agendes tiroteados en Aspa conmocionó al conjunto del cuerpo el pasado mes de enero.

Más de 380 controles de caza en menos de tres meses Los 385 controles de caza que los agentes rurales llevaron a cabo en las comarcas leridanas entre enero y abril suponen el 46% de los 835 que se hicieron en Catalunya durante este mismo periodo. Lleida es la demarcación que dispone de más chalecos antibala junto con la Catalunya Central; y también la que tiene más armas de fuego. Sin embargo, el resto de áreas del territorio catalán registran una actividad muy inferior en cuanto a la vigilancia de la caza: las cifras del departamento de Agricultura muestran que, fuera de Lleida, los controles de caza oscilaron entre los 143 en las Terres de l’Ebre y tan solo dos en Tarragona. La decisión de Agricultura de dotar de chalecos antibala a todos los agentes supondría en Lleida multiplicar por diez los que ahora tienen.

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