TRIBUNALES
Acusan a los exdueños de Embotits Rubió de malvender la empresa
Fiscalía pidió este jueves en el juicio 3 años de prisión para ellos y para otras 3 personas que compraron la firma de Sant Ramon || Lo niegan y se acusan mutuamente
Los dos exdueños de Embotits Rubió de Sant Ramon, que son padre e hijo, y otras tres personas que compraron posteriormente la empresa cárnica se sentaron este jueves en el banquillo del juzgado de lo Penal 2 de Lleida por un supuesto delito de alzamiento de bienes.
La Fiscalía solicitó para todos ellos sendas condenas de tres años de prisión y el pago de multas e indemnizaciones a un total de nueve trabajadores por el citado delito. La acusación particular también pidió penas de cárcel por este delito y otro contra los derechos de los trabajadores, mientras que las defensas pidieron la absolución.
La vista oral se alargó durante 10 horas ya que, además de los cinco acusados, declararon otra veintena de personas, entre ellos los trabajadores que vieron cómo a finales de marzo de 2010, apenas un mes después de que los fundadores y propietarios de la empresa la traspasaran, eran despedidos. El Ministerio Público considera que los dueños urdieron un plan para malvender la empresa y evitar responder con su patrimonio a deudas y a las indemnizaciones a los trabajadores.
La empresa estaba valorada en medio millón de euros pero se acabó vendiendo por 70.000 euros. Los exdueños, J.M.R y R.R., aseguraron que “con nuestros asesores encontramos una firma del sector que se hacía cargo del negocio y decía que mantenía los empleos”. Respecto a los 70.000 euros, alegaron que “era el resultado de restar el pasivo de los trabajadores al valor de la empresa”.
Por su parte, el empresario que adquirió la firma, I.G.N., quien ha sido condenado en la jurisdicción de lo social a indemnizar a los trabajadores, comentó que “cerré porque me sentí engañado. En solo un mes hubo 30.000 euros en pérdidas y despedimos a los trabajadores”.
El acusado colocó a su madre, también acusada y defendida en el juicio por el abogado Hug Sierra, como administradora. Solo un mes después, la vendieron al quinto acusado, que también dijo sentirse engañado.
Por su parte, los empleados explicaron que todo el proceso fue “extraño” y que vieron cómo desmantelaban las instalaciones. Uno de ellos añadió que el exdueño le dijo que “hemos vendido la empresa a unos que vienen a cerrarla”.